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Fragmento del prefacio
Julia Kristeva afirmó en una conferencia que: "Lacan nos legó un psicoanálisis informado de la fenomenología: su lingüística estructural no ignoraba a Sartre ni a Merleau-Ponty, como tampoco a Husserl o Heidegger. Son justamente esta memoria y esta lucidez las que faltan en el psicoanálisis anglosajón, lo que torna muy problemáticos nuestros diálogos".
En esta afirmación se encuentra implícita la hipótesis siguiente: la influencia de la fenomenología en el pensamiento de Lacan sería el aspecto diferencial que habría llevado a que Lacan pudiera realizar una original interpretación del psicoanálisis, lo cual lo habría salvado del extravío posfreudiano. Se trata, sin duda, de una hipótesis atractiva, aunque indemostrable. Es cierto que la formación psiquiátrica de Lacan implicó un recurso permanente de tópicos fenomenológicos en su obra temprana; pero intentar esclarecer una convergencia argumentativa entre la fenomenología contemporánea y el desarrollo de la obra de Lacan es una hipótesis con una ambición hermenéutica de mayor alcance.
El presente libro no pretende trazar asimilaciones apresuradas entre fenomenología y psicoanálisis. En todo caso, sobre una convergencia temática, intenta esclarecer posibles motivos argumentales de relevancia recíproca para ambas disciplinas.
La práctica clínica psiquiátrica primero y la psicoanalítica después, han sido fuentes privilegiadas de recolección de datos y campo de aplicación de la psicopatología, proporcionándole la posibilidad de la extensión de sus conceptos. Ello solo justifica la necesidad de explorar sus relaciones y delimitar sus fronteras. Lo haremos orientados por la firme brújula que constituye la enseñanza de Jacques Lacan quien, como nadie, ha elucidado la enorme subversión que Sigmund Freud ha introducido en ese campo. Primeramente, mostrando cómo el texto y la experiencia freudianas se ordenan y renuevan permitiendo despejar la estructura de los fenómenos descriptos por la psiquiatría clásica.
Luego, interrogando las clasificaciones y la semiología a partir de la introducción de una torsión, la que supone la inclusión de la transferencia: la consideración del analista como formando parte del cuadro que pinta, así como Velázquez se dibuja en Las Meninas. Una psicopatología afectada por la peste freudiana, que impacta sobre los tipos clínicos y la semiología, así como en la experiencia clínica, abriendo la brecha de lo singular, de aquello que resiste a toda clasificación: el sujeto del inconsciente. Y su paradoja: la que se delimita por el hecho de que no siendo causa sui -pues el sujeto es el efecto de la estructura del lenguaje-, a la vez, es aquello que no se integra en ella, lo que se le escabulle, lo que la excede en la medida en que es agujero, falta, desgarro.
Fragmento del prefacio
El presente libro está dirigido especialmente a los alumnos que cursan nuestra asignatura -de allí el carácter coloquial de algunos de los capítulos que lo componen-. (...) Aquí encontrarán los pilares en los que se asienta nuestro programa, la presentación y el comentario de algunos conceptos fundamentales de los principales representantes de la fenomenóloga y el existencialismo, así como el modo en que han sido retomados por Lacan en su enseñanza oral y en sus Escritos.
El proyecto consta de dos volúmenes: el presente, pone énfasis en el método fenomenológico -en un enfoque más teórico-conceptual-; el siguiente, apunta a las consecuencias clínicas de su aplicación en la experiencia psicoanalítica -en un enfoque más práctico-. Nos ocuparemos, entonces, de la locura, la personalidad, la libertad, el deseo, la angustia y los fenómenos de doble; a partir de lo cual podrá comprobarse el inestimable aporte que hace la fenomenología al psicoanálisis en lo atinente a cuestiones de orden clínico.
Pero nuestro discurso no sólo se dirige nuestros alumnos, sino que también apunta a los colegas, a los practicantes del psicoanálisis, a los estudiosos de las obras de Lacan y Freud que inundan los hospitales públicos, las obras sociales, los consultorios privados. A ellos esperamos llegar con nuestra buena no tan nueva: el fecundo (des)encuentro del psicoanálisis con la fenomenología.
Texto de contratapa
Lo único evidente en las relaciones entre fenomenología y psicoanálisis es la pérdida de toda evidencia. No obstante, la aproximación entre ambas disciplinas debería realizarse a partir de una elaboración metodológica insoslayable, para que la discusión de enunciados no pierda de vista los proyectos en que se inscriben ni se dirima en contactos superficiales.
Existe una fundamentación fenomenológica del psicoanálisis, así como este último puede ser una vía para que la exploración del fenómeno se desborde en el elevamiento de experiencias contra-intencionales. Como alguna vez dijera Merleau-Ponty, en el psicoanálisis y en la fenomenología se expresa una misma latencia, aquella que interroga los bordes de la conciencia y su horizonte, ese reverso de la conciencia que, eventualmente, Lacan ha llamado objeto a.
Sin la fenomenología, el psicoanálisis finge su afán formalista y se dilapida en metáforas. Sin el psicoanálisis, la fenomenología abandona el proyecto de una ciencia que no objetive al sujeto.
Texto de contratapa
La presente compilación representa la consolidación de un trabajo de investigación que se propone estudiar las relaciones entre la fenomenología y el psicoanálisis. Nuestra convicción es que un esclarecimiento mutuo
en lo que respecta a sus convergencias y sus divergencias argumentativas, discursos. Indudablemente, se trata de un proyecto de largo alcance que pretende -casi como por obra de una recursividad fenomenológica- renovar
nuestra mirada para sacudir ciertos lugares comunes respecto de las fuentes en que el psicoanálisis ha abrevado históricamente, así como en cuanto al tipo de legalidad que fundamenta muchos de los argumentos psicoanalíticos.
Por lo tanto, es preciso que el discurso del propio Freud, ese eterno terroir del psicoanálisis, deba someterse a una elucidación epistemológica por parte de la fenomenología. Sólo después de esto es posible abordar
discusiones más cercanas, que hemos optado por articular en torno a dos autores centrales del movimiento fenomenológico: Sartre y Heidegger.
Las reflexiones presentes en cada uno de los trabajos,
si bien se asientan en una perspectiva filosófica en su mayor parte, lo hacen con el objetivo último de esclarecer el psicoanálisis a partir de la fenomenología. Por último,
en lo que concierne al título del libro, Deseo y libertad. Sartre y el psicoanálisis, con la metonimia no hacemos de esta parte del todo la vela de nuestro barco, sino más bien, como querría Lacan, la puerta de entrada
del deseo -una de tantas-. Queda hecha la invitación.
Texto de contratapa
Poner en conjunción el inconsciente y la verdad significa no sólo vincular dos conceptos, sino fundamentalmente establecer los lazos entre dos disciplinas que se miran con desconfianza: el psicoanálisis y la filosofía.
El campo epistémico que Freud demarcó, constituyó y al que aportó un vocabulario específico se articula conceptualmente en torno al inconsciente. La filosofía, desde su nacimiento en Grecia, se pregunta por la
condición de posibilidad de la verdad.
El inconsciente y la verdad reclaman para sí una radicalidad, una originalidad tal, que pareciera que se presentan como instancias discursivas
opuestas. El inconsciente freudiano es una instancia irrebasable que le disputa a la filosofía su pretensión de ser un saber sobre lo originario,
sobre lo primero más allá del cual no se puede ir.
El título del presente libro expresa un programa de investigación de largo alcance. Los trabajos compilados son tan sólo la muestra de los primeros
pasos dados en esa dirección. En ellos se reflexiona, desde una perspectiva filosófia, sobre las distintas aristas del problema epistemológico del psicoanálisis.
Texto de contratapa
El propósito de este libro es explicitar el recurso de Lacan a ciertas argumentaciones propias de la fenomenología. Sin embargo, no se trata de demostrar o construir
un "Lacan fenomenólogo". El motivo que disuade de semejante intención es breve y contundente: no realizaría ningún aporte relevante, ni al psicoanálisis ni a la fenomenología.
No obstante, rastrear la presencia de ciertas formas discursivas propias de la tradición fenomenológica podría ser un motivo oportuno en la reconstrucción de ciertas categorías
del psicoanálisis lacaniano: el recurso de Lacan a la fenomenología despliega el papel argumentativo que permite formalizar la constitución del yo, el otro, la realidad, y los conceptos
clínicos de identificación y transferencia.
En los capítulos que aquí se proponen se ensaya una demostración de ciertos componentes del método fenomenológico en la obra temprana
de Lacan. Por ejemplo, en el escrito "Más allá del principio de realidad" Lacan se proponía realizar una "descripción fenomenológica de la experiencia psicoanalítica" a partir de
una "conquista fenomenológica del freudismo", o bien en la conferencia "Acerca de la causalidad psíquica", Lacan retomaba el tópico de una "fenomenología de nuestra experiencia [...]
de acuerdo al método fenomenológico que aquí preconizo", etc.
Ahora bien, ¿cuál es la función argumental de la fenomenología en el inicio de la obra lacaniana? ¿Se trata de un
devaneo intelectualista, de un defecto de formación del joven psiquiatra, o bien, por el contrario, de un recurso metodológico específico?
Texto de contratapa
Este libro nos pone ante una tarea original y sorprendente: volver a hablar de locuras, en pleno siglo XXI. Retomar un término que la psiquiatría ha intentado erradicar desde hace más de doscientos años,
¿no será esto una especie de locura? Pablo Muñoz enfrenta este desafío y lo hace con rigurosidad y capacidad para aceptar preguntas y buscar respuestas que no se conforman con lo ya sabido y establecido.
Eso habilita el reencuentro con un término cargado de connotaciones y resonancias por haber recibido tantos significados diferentes a lo largo de siglos. Un término que, además, hoy en día, pertenece más
al léxico vulgar que al considerado científico. En este sentido, hay algo en este libro que nos remite al gesto de Freud cuando, ante la alternativa de admitir una afirmación de la ciencia o hacer caso de
lo que popularmente se dice acerca de un tema, suele optar por esto último. Es claro que no se trata de una elección caprichosa ni mucho menos de un gesto de oscurantismo. Se trata de una decisión metodológica.
La de escuchar esa palabra censurada u olvidada y que sin embargo permanece e insiste desde las rendijas y los entresijos de la cultura para -a partir de esa escucha-, proponer un desciframiento de la verdad que
se muestra en lo que insiste de lo que persiste en estos márgenes de la lengua. Darle voz a esa palabra que por más que esté escondida o desprestigiada no deja de mostrar, aun de manera velada y deforme, un
fragmento de verdad.
Pablo Muñoz al retomar ese gesto, sigue un método que lo orienta para internarse en las diversas cuestiones que las locuras proponen como tema. Y sostener este punto de partida perfila
un horizonte, organizado en los términos de la práctica y el discurso del psicoanálisis. (Fragmento del prólogo de Leonardo Leibson).
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Texto de contratapa
La mirada se impone con el requerimiento de una dimensión originaria de la corporalidad -aunque "más allá" del cuerpo-: la carne. De este modo, se trata de emprender una arqueología de
la mirada, en busca del soporte íntimo y extraño del mundo sensible y el sujeto.
El hueco de lo visible, la reversibilidad en el circuito de la visión, la mirada de las cosas, ¿puede llamar la atención que Merleau-Ponty
formulara su último proyecto bajo el título de un "psicoanálisis de la naturaleza"? Para ese entonces, Lacan decía que Merleau-Ponty avanzaba "forzando los límites de la fenomenología"; afirmación que constituye
un decir afortunado, si se advierte que no otra cosa estaba haciendo Lacan al recurrir a una topología equivalente en la formalización de la noción de objeto a.
El presente libro reúne un conjunto de artículos de especialistas interesados en esclarecer un conjunto de matices específicos de la relación entre
Merleau-Ponty y el psicoanálisis (especialmente, el de J. Lacan), y propone una vía regia para introducir al lector en un campo de estudios de
notable actualidad y perfecta consolidación: la aproximación epistemológica entre filosofía fenomenológica y psicoanálisis.
Texto de contratapa
Desde hace décadas anima nuestro trabajo un principio de investigación que, hacia 1997, Julia Kristeva sintetizara del modo siguiente: "Lacan nos legó un psicoanálisis informado de la fenomenología: su lingüística estructural no ignoraba a Sartre ni a Merleau-Ponty, como tampoco a Husserl o Heidegger". Cabría añadir que Kristeva no destaca en dicho "legado" una mera influencia incidental o episódica, sino, bien por el contrario, una "memoria" y "lucidez" que nos permiten tomar a la letra -en sentido constituyente- su precisa adjetivación: el psicoanálisis que recibimos de Lacan habría tomado forma (in-formado) desde la fenomenología al punto de distinguirse, por oposición, del "psicoanálisis anglosajón, lo que torna muy problemáticos nuestros diálogos". La tesis de Kristeva es taxativa: la presencia inescindible de la fenomenología en el psicoanálisis lacaniano supone una transposición de tal alcance que desgarra el lenguaje (logos), a través del cual (dia-), tendríamos una apacible senda en común con otras orientaciones psicoanalíticas.
A nuestro lector le proponemos concurra en el desafío de situarse en una zona de indiferencia, ya que no se trata de elaborar un discurso ecléctico ni sincrético (lo que supo ser, más de una vez, una interpretación filosófica del psicoanálisis, o un extravío del psicoanálisis aplicado), sino de explorar los núcleos seminales comunes a la fenomenología y el psicoanálisis, en el tratamiento que exigen, tanto por la vía de su indistinción como por la de su distinción.
Para leer la reseña del libro, haga clic aquí.
Texto de contratapa
Jacques Lacan se interesó desde sus comienzos por el problema clínico que el pasaje al acto comporta. Sin embargo, hubo que esperar más de treinta años para que, en su seminario
sobre La angustia, produzca y formalice el concepto psicoanalítico que rompe con la tradición psiquiátrica francesa que había hecho de la expresión passage à l'acte una categoría
meramente descriptiva, cargada de referencias morales, criminológicas y despojada de valor teórico. Producción laboriosa, sinuosa por momentos, cuyas fases siguen el ritmo con que
avanza su enseñanza en psicoanálisis. El rigor de su proceder, tanto en sus apreciaciones clínicas como en su elaboración teórica, hace posible que el psicoanálisis, frente al problema
que el pasaje al acto conlleva en esos ámbitos, no naufrague frente a los mismos impasses ante los que fracasó la psiquiatría. Rigor que encuentra, en la construcción de un concepto
adecuado de estructura, la distinción de los tres registros y la invención del objeto a, la balsa teórica que evitó el naufragio -el de recaer en clasificaciones imaginarias, puramente
fenoménicas, que llevarían al psicoanálisis a diagnósticos descriptivos que lo distancian de la clínica concebida como demostrativa de lo radical del sujeto del inconsciente,
inaprehensible por una clasificación.
La fascinación que provoca encontrarse en la práctica con el pasaje al acto en su variedad clínica y sus consecuencias, ha sido motivación
más que suficiente para emprender este estudio. Quizá sea el agujero en lo real que produce lo que convoca a estudiar, leer y finalmente escribir. De allí los interrogantes clínicos,
para pensar la práctica y las alternativas, casi nulas a veces, ante las que nos sitúa lo real de nuestra experiencia. Aún así, casi parafraseando a Lacan, avanzar en este estudio
conlleva un no retroceder ante lo interpelante del pasaje al acto.
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