Yendo de la cama al living: actividad cotidiana de adolescentes embarazadas y los modelos televisivos. Lics. Daniela Tagliani y Silvia Di Biasi Trabajo presentado en el Congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología 2005 Indagando sobre la falta de proyecto de vida que presentan las adolescentes, el abandono de los estudios, la baja participación en actividades culturales o sociales, la falta de inserción en grupos de pares de referencia. Comenzamos a observar que estas jóvenes parecerían instalarse en una realidad ficticia: pasan la mayor parte de su tiempo mirando televisión. Duermen más horas de las necesarias. Y para “justificar” de alguna manera el “sustento diario” comparten los quehaceres domésticos con sus madres en la propia casa. Esto nos llevo a cuestionar * ¿Cómo ha sido el trayecto identificatorio con sus madres desde la niñez a la adolescencia? * ¿Qué sucede con el pasaje a la adultez propuesto por la familia y la sociedad? Y ya que dedican tantas horas diarias a ver televisión: * ¿Cuáles son los modelos de mujer y madre propuestos en la televisión? La televisión proponen varios modelos identificatorios. Ninguno de ellos ajustado a la realidad que a estas adolescentes les toca enfrentar. O mejor dicho, se ajustan a proveer modelos que refuerzan los obstáculos que ya tienen para lograr la exogamia, un proyecto de desarrollo personal y social, de independencia económica, y de independencia afectiva (su propia familia). Tenemos por un lado la vertiente inaugurada hace unos pocos años por los reality. (Gran Hermano, Operación Triunfo, El Bar, etc). Donde se les presenta a los participantes del programa la posibilidad casi mágica, de desvincularse de sus vidas reales y personales, para pasar a una realidad ficticia, que a modo de conjuro de la suerte, alimenta la fantasía de volverse exitoso y famoso en de dos meses de encierro, lejos de sus perspectivas actuales y reales de vida, sin hacer mucho mas que existir dentro de ese programa. Los valores que se transmiten: la inmediatez de llegar a estar en la pantalla rápidamente, sin importar mucho como se llegó allí, ni que pasará después, sin necesidad de tener algún saber particular, una capacidad, una habilidad o algún mérito. La expectativa mágica de cambiar instantáneamente la situación de vida, sin que medie un proceso o elaboración. ¿Será una variante actual y tecnológica de Cenicienta? Esta realidad como si, es muy similar a lo que las adolescentes viven día a día. Proyectadas en la pantalla, durmiendo mas de lo necesario, se ocupan de limpiar un poco sus casas, sin grupo de amigos ni ocupaciones que requieran de ellas mayor compromiso que mirar, vibran al ritmo de los protagonistas de sus programas favoritos que al decir de los reality, tienen muchas ganas de llegar a no se donde, sin hacer demasiado esfuerzo. Podríamos pensar que ellas también fantasean con la misma suerte de los participantes del programa. De la nada pasar a todo lo que desean, sin tener mucho contacto con sus propias herramientas (tienen todo dado por la producción del programa) ni mediar ningún aporte de su parte, mas que estar ahí. Desde esta perspectiva, vemos que alentar estos modelos de vida, implican un reforzamiento de las propias dificultades para alcanzar proyectos personales, ya que todos los participantes del reality dependen de su suerte y de lo que la producción les brinde; antes, durante y después del programa. Como si la única posibilidad de realizarse dependiera de otro, que les concede la gracia de participar y al quedar por fuera de eso, no hay otras opciones. En ese proceso se pierde la responsabilidad personal y la construcción de un proyecto como elaboración de espacios que cuya característica principal es la capacidad de demora y la persistencia. Todo lo contrario a lo que se ve aquí. La otra vertiente identificatoria que presenta la televisión, es la tradicional telenovela. Las más resonantes durante el período de estudio: Las argentinas: * Soy Gitano * Resistiré Y las extranjeras: * El clon (brasilera) * Betty la fea (venezolana) * Mi gorda bella (venezolana) Si bien hay muchas diferencias que vamos a evitar analizar, en relación a estas novelas y sus idiosincrasias relacionadas con las diferencias culturales de cada país, hay ciertos hilos conductores que se repiten: * hay ricos muy ricos y pobres muy pobres. * el protagonista femenino o masculino desconoce un secreto importante, que generalmente se relaciona con las raíces de su identidad. * el amor es más fuerte que todas las dificultades que se presentan. Siendo entonces que el amor es algo que se dio, luego no hay nada que hacer para sostenerlo, construirlo. Es un derecho divino de la protagonista, no se modifica y que por el hecho de poseerlo transporta a la heroína a un status social mejor, pasivamente, sin que ella haga nada por recibirlo o generarlo, se lo merecía per se. * el que las hace las paga y hay un final feliz, que viene solo. Los protagonistas buenos por lo general son seres pasivos de un destino ya escrito. Este destino siempre depara transformaciones benévolas, que los protagonistas buenos vivencian “merecidamente”. Los malos tienen mas iniciativa y capacidad de decisión, pero el destino los frena y los destruye. Vemos que hay cierta correlación con las vivencias de las adolescentes estudiadas en tanto que: 1) Alienta la fantasía de que en la familia habría una “heredad” que le pertenece inalienablemente a la heroína y de la cual se hará acreedora simplemente esperando que pase el tiempo. Esperando recibir esa heredad, la lógica sería, ¿para que salir a buscar otra cosa? si aquí, me dan todo lo que quiero y si espero, me va a llegar mas. Esto es funcional el entramado familiar que en su estructura no estaría alentando a estas adolescentes a proyectarse por fuera de la familia. 2) Estos secretos que se despliegan en las novelas, estarían relacionados en cierta manera, catárticamente, con los espacios negados de estas chicas. En la novela, como en su vida, hay muchas cosas oscuras que se les presentan y les impide acceder a su verdadera identidad. En cierta medida que el círculo familiar avale un estilo de vida basado en el abandono del desarrollo personal, naturalizándolo, es sostener una negación que a la larga les quita identidad, sólo que a diferencia de lo que sucede en la novelas, la posibilidad de revertir esta situación se va alejando a medida que se instalan en este estilo de vida. 3) La presentación del amor como una sustancia o una adquisición del destino a la que se accede incidentalmente, podría ser la fantasía que subyace al embarazo adolescente, como manera de resolución de ciertas problemáticas personales, y a modo de sustitución de un proyecto de vida basado en la responsabilidad del propio tiempo y la propia persona. Entonces aparece un hombre, el amor llega, y solo media el tiempo, ya que el destino hará lo necesario para que todo se resuelva. Las desavenencias y desencuentros se superan por obra de otro que escribe los libretos. Desde esta perspectiva se estaría transmitiendo la idea de que las relaciones interpersonales, son sencillas y se resuelven solas si se encuentra esa sustancia (cosificación del amor) presente. Caso contrario, el otro es malo y no se correspondería con esa sustancia inalterable. Desde esta perspectiva, no habría nada personal que resignar ni reflexionar en las relaciones con los demás. Las relaciones son fugaces encuentros, y el otro si no es amigable es de temer (porque es malo). Así, como se transmite en la novela, los vínculos que establecen estas chicas, son endebles y mas que ser un espacio de encuentro con otro, es generador de desencuentros. 4) Al mismo tiempo, creemos que hay algo ligado a lo mortífero en esta perspectiva. Considerar a los malos como los seres activos que utilizan sus “fuerzas” para generar mal, mientras que los buenos, son seres pasivos que simplemente se dejan llevar por el acaso y salen triunfantes, nos parecería un concepto muy ligado a lo perverso que en varias ocasiones vemos actuar en nuestra cultura. En principio porque los que eligen su destino activamente son los que aparecen asociados a los malos. Y viendo las características pasivas de las adolescentes en cuestión, que se fomente como algo malo la elección activa frente a las circunstancias, nos parece que reforzaría el letargo en el que subsisten estas personas. Este reforzamiento se ve afianzado en la idea de que por el solo devenir de hechos modifica la situación presente (sobre todo de los buenos). Dejando a estas chicas anegadas a la creencia de que las cosas vienen solas, sin que medie actitud, trabajo, intención protagonismo de su parte. El protagonismo esta puesto en un otro indefinido, representado por el destino. Lo perverso y a la vez mortífero de esta situación es que se refuerza la disociación de estas chicas capturadas en su atención por la televisión. Generando una situación paradojal, ellas triunfan en su vida en tanto que la heroína de la novela triunfa. Pero cuanto más novelas triunfantes ven, mas fracasos se aseguran en sus vidas, porque mas se alejan de sus posibilidades y potencialidades. Menos experiencias relacionadas con la realidad obtienen, y mayores percepciones ilusorias acumulan en su sistema de pensamiento, haciéndose mas susceptibles y vulnerables a la frustración que conlleva poner en marcha proyectos, y generando mayores mecanismos de evitación de dichos circuitos de frustración ( o sea de contacto con la realidad). Desde este análisis inicial, podríamos creer que las pautas identificatorias que presenta la televisión actual, promueve un estilo de vida pasivo, que niega e invisibiliza la responsabilidad de los sujetos sobre sus actos, promoviendo una cosificación del amor que nos vincula, provocando así un tipo de relaciones mas lábiles, impersonales y sin compromiso. Todo esto favorece la desvinculación de las adolescentes de la realidad, así como también dificulta la posibilidad de construcción de un proyecto de vida. Puesto que sostiene y genera creencias que atentan contra lo que se necesita básicamente para imaginar, construir y sostener dichos proyectos.