La ironía: un más allá de la gracia. Antequera, A., Dabini, M., Antequera, M., Darago, L.* La idea de este trabajo en un primer momento es desplegar la diferencia estructural que existe entre la ironía y el chiste. Freud en sus escritos sobre el chiste lo ubica, como una más de las formaciones del inconsciente, comparando y homologando su mecanismo de condensación y desplazamiento al de los sueños . Esto permite pensar claramente como el chiste se ubica dentro del lenguaje, el chiste se inscribe dentro de la perspectiva del Otro. Lo cómico es incluído, por Freud, como un mecanismo utilizado a merced de una ganancia de placer. Dentro de esta perspectiva el Padre del Psicoanálisis reconoce en lo cómico tres variantes distintas, que se caracterizan por poseer la misma estructura, difiriendo lo pensado como ahorro de gasto psíquico si este acto no aconteciera. 1- En el caso del humor, la ganancia de placer humorístico proviene del ahorro de gasto psicológico. Esto implica que un sentimiento pueda salir a la luz sin por eso pagarse las consecuencias que se sufrirían si tal sentimiento no fuera reprimido. Esto es posible gracias a los mecanismos del humor. 2- En el caso de la comicidad, la ganancia de placer surge de un gasto de representación ahorrada. 3- Por último, en el caso del chiste que, en este escrito, tomará una particular distinción con respecto a las otras dos formas, la ganancia de placer sobreviene a causa de un gasto de inhibición ahorrado. En los tres casos la estructura que opera es la misma. Se produce un ahorro del gasto psíquico que, desde la perspectiva de Lacan, puede pensarse como la posibilidad de enmarcar lo real por medio de lo simbólico, desde el vértice de lo imaginario. Con respecto al chiste, es en esta articulación significante, en la cual se estructura y algo de lo real queda capturado, contenido y es causa de aquello que se reconoce como el efecto gracioso. El chiste es la formación del inconsciente que, en la medida que permite que una representación aparezca en la conciencia o dentro de la cadena significante, lo haga perdiendo valor de verdad para el sujeto. Ese gasto de inhibición, inhibición de un goce prohibido para el sujeto, ya no se produce y a nivel económico, posibilita que el efecto gracioso sea lo que emerge en la realidad. Ahora : ¿qué se entiende por efecto gracioso?. En el diccionario de la Real Academia Española, la gracia aparece definida como un don. Un don de Dios que eleva sobrenaturalmente a la criatura racional hacia la dicha eterna. Si se obviara el sentido religioso en la definición, se puede pensar la gracia como un efecto placentero, llevado a cabo, donado, se podría decir, por Dios. En una evolución definitoria, Lacan avanza mucho más y en el Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis”, homologa al inconsciente y a Dios en esa famosa frase, tan repetida a modo de aforismo “Dios es Inconsciente”, que alude al inconsciente como fuente de toda energía psíquica. En esta articulación se puede extraer un sentido nuevo de la gracia con una connotación psicoanalítica, entendida como efecto placentero sentido, debido a la posibilidad que lo simbólico y lo imaginario operen sobre lo real, poniendo una barrera a su irrupción, o permitiendo un ahorro de gasto psíquico. El chiste aparece claramente en esta función, como regulador del placer, manteniendo oculto un saber sobre el goce del sujeto, simultáneamente emerge al solo efecto de permanecer oculto. Un saber que pretende empezar a hablar y en el mismo acto, enmudece. Es la misma paradoja que opera en el análisis, donde se pide al otro la verdad y al mismo tiempo se está todo el tiempo tratando de engañarlo. En la vertiente etimológica, el chiste, aparece como derivado del latín Sciscitum – sciscitari que toma el significado de “informarse” y del vocablo scitus que significa “agudo-chistoso”, ambos derivados de scire que se define como saber. Es interesante poder tomar esta vertiente etimológica del chiste, ya que a lo largo del recorrido etimológico de esta palabra puede discriminarse un significado más profundo que toma el mismo sentido en la vía de lo que Freud propone en su trabajo sobre “El Chiste y Su Relación con el Inconsciente”. El chiste puede pensarse en relación a un saber scire, entendiendo saber como un goce encerrado en una cadena significante, un saber hacer, que permanece oculto para el sujeto. Pero este saber tiene la posibilidad de chistar, de querer empezar a hablar, pero no llega a hacerlo, sólo chista. Si este saber solamente chista es porque hay un mecanismo que lo frena, que le pone un límite. En este caso, es el chiste que permite que algo de ese saber pueda emerger con la condición que aquello que aflora lo haga de una manera vacía. “Las palabras son un plástico material con el que pueden emprenderse toda clase de cosas” dice Freud, y continúa “hay palabras que, en ciertas acepciones, han perdido su pleno significado originario, del que todavía gozan en otro contexto”. S. Freud. “El Chiste y su relación con Lo Inconsciente” Es el significante en su articulación lo que permite que el goce solamente chiste. Si el goce chista en el chiste lo que se eleva es la gracia, ahora cuando el goce va más allá del chistido la gracia desaparece. En esta vertiente, se encuentra la ironía que está más allá de lo gracioso y tiene que ver con la diferencia estructural respecto al chiste. En su texto “Ironía” J. A. Miller dice: “la ironía, al contrario, no es del otro, es del sujeto y va contra el otro”. Acá se ve esta diferencia estructural donde el chiste se inscribe dentro de la perspectiva del Otro. El chiste es parte de lo simbólico, se vale de la palabra, necesita del Otro. Según Miller, el punto contrapuesto a la ironía no es del Otro, sino es del sujeto y va contra el Otro. “¿Qué dice la ironía? Dice que el Otro no existe, que el lazo social es en el fondo una estafa, que no hay discurso que no sea del semblante”. J. A. Miller “Ironía” La ironía es el chiste que consiste en saber que el Otro sólo puede chistar ante lo real, que frente al ello no hay saber posible que pueda reducirlo al Principio de Placer como ya fue advertido por Freud en su libro “Más allá del Principio del Placer”. “La ironía es la forma cómica que toma el saber que el Otro no sabe, es decir, como Otro del saber no es nada”. Ibid. anterior. Se puede pensar la ironía en la psicosis como un instrumento del que se vale el sujeto y utiliza al lenguaje como un medio, que al mismo tiempo descarta, para obtener un respiro de aquello que de lo real retorna y lo sofoca. Este instrumento, la ironía, le sirve como una de las fuentes de trabajo psíquico, trabajo mediante el cual el sujeto puede responder a los fenómenos que padece, “ El trabajo en la psicosis será siempre para un sujeto una manera de tratar los retornos de lo real, de operar conversiones, manera que civiliza al goce haciéndolo soportable” Colette Soler “Estudios sobre la psicosis” En un trabajo completamente distinto, el sujeto neurótico trabaja en transferencia y supone un vínculo libidinal a un otro, otro que supone que sabe, un Sujeto Supuesto al Saber, otro que funciona como objeto causa de su deseo. En la psicosis de lo que se trata es de una imposibilidad de lazo libidinal. Es allí donde Lacan plantea que el objeto aparece como no estando perdido. Donde lo simbólico es sinónimo de lo real, dejando caer lo imaginario donde el Otro sabe, y no es una suposición de saber. Ese Otro sabe y goza y ese goce recae sin mediación simbólica, de manera inmediata, sobre el sujeto, avasallándolo. Como diferencia Miller, la ironía es sin el Otro, la ironía es del sujeto y esta es la paradoja de la ironía, que en algún punto acerca al sujeto a un intento de lazo con otro y al mismo tiempo lo deja por fuera Donde no hay un objeto perdido, hay un lazo perdido y en lugar de haber un intento fallido para recuperar ese objeto, que aparece como no perdido, hay un intento fallido de lazo con otro, por el carácter de su naturaleza, porque la única posibilidad de enlazarse al otro implica al mismo tiempo dejarlo por fuera. En esta tensión no hay cura posible, no hay bienestar, no hay solución que sea radical. Sólo podrá haber distintas formas de poner a trabajar lo real en su retorno para cada sujeto, en la medida que sea posible, sin que sea aplastado por ese retorno, sin que este sujeto padezca al modo de un mártir del inconsciente. Desde una viñeta clínica, extraída de una presentación de enfermos que sucede en el dispositivo de Hospital de Día, se observa: un sujeto de 25 años de edad, sexo masculino que hace tres años que se encuentra en este dispositivo. Es interesante destacar que la asistencia es solicitada por el mismo paciente que es presentado por el coordinador de Hospital de Día, al que concurre dicho paciente. Durante el transcurso, el paciente se encarga de relatar de manera ordenada y detallada todo el proceso de su desencadenamiento a modo de libro. Cuando habla sobre los Talleres del Hospital de Día aclara que él no vino nunca a todas las actividades, es más, faltaba con demasiada frecuencia. A medida que va relatando siempre se sonríe y termina por decir que, en realidad, esos Talleres son muy aburridos y no le gustan a nadie y que si alguien le dice al coordinador que le gustan todos los Talleres, es mentira. Frente a estos dichos, surge como efecto la risa general del público presente. Es importante detenerse en este punto y pensar cuál es el lugar que el sujeto le da al coordinador del dispositivo. Él relata que faltó demasiadas veces, muchas más de lo esperado, lo relata casualmente a la persona que se encarga que el dispositivo funcione de manera adecuada. El paciente aparece como burlando el funcionamiento del dispositivo y relatándoselo al coordinador mismo, no sólo eso sino que le dice que los Talleres son aburridos y que no les gustan a casi nadie. La ironía aparece en el momento en que otro es dejado de lado, el paciente se burla del coordinador del dispositivo tomando en forma cómica que el saber del otro no sabe, como dice Miller, que el Otro del saber no es nada. Esto puede verse con más claridad cuando, en un momento determinado de la entrevista, el paciente hace una pausa y le pregunta al coordinador Licenciado en Psicología-: ¿Acá hay Psiquiatras, no? resaltando una diferencia entre profesionales e ironizando la cuestión. En esta situación, queda demostrado con claridad como de modo opuesto al chiste, la ironía no es del Otro, es del sujeto y es a otro al que deja por fuera. Pero, a su vez, es la ironía la que le permite a este sujeto encontrar un lugar dentro del dispositivo en el mismo momento en que lo descarta. En el transcurso de la entrevista, se define como un “retobado”, y en esta definición es donde puede encontrar un lugar, donde aparece algo de lo propio, algo del ser, que al mismo tiempo reniega y deja por fuera a la estructura que lo contiene. Es en la falla misma del dispositivo donde el paciente encuentra algo de su ser al mismo tiempo que lo descarta. Esto es irónico. Es en la falla de este dispositivo donde se produce su funcionamiento más adecuado. Es interesante pensar desde la mirada psicoanalítica, que la postura es irónica y no hay un discurso que esté esperando al sujeto que sufre a causa de saber que es el propio lenguaje el que se le torna real. Es el mismo sujeto el que encuentra un lugar de ser, y esto ocurre porque hay un dispositivo que, en sus fallas, como el lenguaje, le dona un lugar, aunque más no sea por fuera de este mismo dispositivo. Esta perspectiva aparece opuesta a la de la clínica psiquiátrica que se construye a partir de discursos establecidos y esto, más que irónico aparece chistoso, se le construye una clínica al esquizofrénico, que está fuera del discurso, a partir de discursos establecidos. Es chistoso y la gracia producida sólo alcanza a los que con el discurso se ven beneficiados, el enfermo aparece burlado y esto no hace más que sostener un Discurso Amo ¿ y el sujeto?. Para terminar, una cita de Freud tomada de los escritos de Lichtenberg “No se puede llevar la antorcha de la verdad a través de la multitud sin chamuscar alguna barba” S. Freud: “El Chiste y su relación con Lo Inconsciente”, aparece como la mejor forma de enaltecer la Abstinencia, aunque se muestre, a veces, mucho más antipática que el paternalismo sustentado por el Discurso Amo, que circula por órdenes opuestos al Orden Psicoanalítico. El chiste se soporta en la paradoja sustentado por la Hiancia en el Sujeto del inconsciente, mientras que la ironía funciona como bisagra desde lo real enmarcado por lo simbólico. Lo imaginario funciona como la otra escena: “Ya lo sé, pero aún así...” y se presenta en el horizonte antes del límite que se desliza en el chistido. Es importante que, hablando de lo real y de lo simbólico, se tenga en cuenta lo imaginario, porque es desde ese lugar que lo otro puede emerger. Articulasdos por el Nudo Borromeo y a pesar que teóricamente puedan separarse los tres registros en pos de su definición, en realidad siempre aparecen los tres entrecruzados, interlineados e indispensablemente unidos aún en una lectura desde cada uno de ellos. En cuanto a la dirección del chiste, no es lo mismo Otro que otro: no se puede confundír al otro (analista), que a pesar de ocupar el lugar del Otro, es otro semejante. Es ese otro (semejante) el que queda por fuera, a pesar que la ironía, por ser del sujeto, tampoco pertenezca al Otro. Por eso no es lo mismo que decir que se deja por fuera al Otro, porque es este Gran Otro el que determina al sujeto como tal, ocupando una posición subjetiva, por eso no es que se lo deja por fuera, porque siempre está por fuera determinando la estructura subjetiva. El chiste sólo se permite el chistido como desliz gracioso y funciona dentro de carriles que quedan perimetrados por los límites de la gracia. En cambio, la ironía funciona en un más allá de la gracia y sólo se permite el semblante. Dentro del discurso, la ironía incluye al propio sujeto, mientras que en el chiste no sucede ese mismo fenómeno. ?? ?? ?? ??