Interconsulta Psicológica como dispositivo posible de la Clínica Psicoanalítica en el Marco de un Hospital General. Antequera, A., Dabini, M., D´Amato, C., Ratner, M., Antequera, M., Zoughout, G. Freud en “Los caminos de la Terapia Psicoanalítica” plantea que el psicoanálisis no puede considerarse como un poder hacer – todo – completo y explica que con el paso del tiempo, la Técnica deberá adaptarse a las nuevas condiciones que se presentan y dice “no dudo que el acierto de nuestras hipótesis psicológicas impresionarán también los espíritus populares. Pero, de todos modos, habremos de buscar la expresión más sencilla y comprensible de nuestras teorías “. Y continúa “seguramente comprobaremos que los pobres están aún menos dispuestos que los ricos a renunciar a sus neurosis, pues la dura vida que los espera no les ofrece atractivo alguno y la enfermedad confiere un derecho más a la asistencia social”. En definitiva, propone extender los beneficios del psicoanálisis a grandes masas de hombres. Incluyendo este pensamiento en el formato de la interconsulta psicológica en un Hospital General, se efectuaron algunas observaciones de la práctica diaria. En las intervenciones psicológicas en los lugares de Atención de Medicina General, se puede verificar que no sólo significan un restablecimiento en la enfermedad psíquica y una mejor adaptación psicosocial a la enfermedad, sino una mejoría en la condición medica general, estimada en una mayor adhesión al otro, mayor capacidad de adaptación, menor frecuencia de quejas somáticas. Los pacientes con trastornos emocionales asociados a su enfermedad física, tienen en promedio, estadíos más prolongados. Por otro lado, se observa una disminución del número de días de hospitalización en los servicios que han incorporado intervención psicológica. Sin embargo, esta práctica es requerida tardíamente o no se solicita, a pesar de tener acceso a la estructura organizada para tal fin. Eros y Tánatos se alojan en lo institucional. En toda institución operan fuerzas opuestas, unas tienden a unificar, otras a la destrucción y al ataque o trabajan en función de la diferenciación, o promueven el desarrollo de lo indiferenciado. Para que la interconsulta psicológica pueda suceder en el momento adecuado, hay que contar con un equipo médico que integre la Salud Mental, elemento básico para la remisión de la enfermedad y que incluya al enfermo como una totalidad biopsíquica que comprenda las diversas conflictivas de los distintos pacientes dentro de la transculturación obligada en el ámbito hospitalario. Por lo general, la aparición de obstáculos en la relación médico paciente suscita el pedido de interconsulta psicopatológica. Para esto, es necesario un Equipo de Enlace formado por profesionales de la Salud Mental que cubra los aspectos del modelo biopsicosocial que están en juego en la enfermedad, con el propósito de trabajar coordinadamente en una evaluación y tratamiento conjuntos. Este dispositivo de atención tiene características específicas, entre otras: determinar claramente el motivo de consulta, establecer la urgencia y responder de acuerdo a eso. Se examina la historia clínica y la información disponible en forma concisa y puntual para actuar como interconsultor solamente, porque es importante saber que no hay que asumir el cuidado global del paciente. Es necesario establecer contacto personal con el / los médicos tratantes y hacer los arreglos adecuados para continuar el control ambulatorio. Sucede además que frente a una enfermedad grave y/o la inminencia de una cirugía se desencadenan determinados indicadores emocionales, temor, ansiedad, negación, conductas desajustadas, hostilidad, etc., que se agregan a la situación patológica anterior, como historia previa, examen mental actual, comprensión de la enfermedad, condiciones médicas y trastornos asociados, condiciones delperiodo postoperatorio, relación con los familiares cercanos significativos, etc, sin olvidar las consideraciones actuales angustiosas que acarrea cualquier enfermedad somática y la consecuente evolución en el entorno hospitalario. Hay que tener en cuenta el Marco Institucional, un Hospital General y el Marco Profesional: que implica un encadenamiento Trabajo Interdisciplinario-Atravesamientos de discursos – Palabras cruzadas. El Marco Teórico Psicoanalítico significa dilucidar qué y cómo se dice, se escucha, se silencia…, cuando diferentes Profesionales de la Salud están involucrados con el padecer de un paciente. A estos fines se realizará un pedido de interconsulta solicitado al Servicio de Adolescencia del Hospital Posadas, por parte de los médicos de la Sala de Interacción pediátrica. Como motivo de interconsulta, los médicos refieren que la paciente “X” de 15 años de edad, no colabora con los tratamientos que deben realizarle, no quiere tomar la medicación y se arranca continuamente la vía que tiene colocada. Al concurrir a la interconsulta se observa un hecho (en absoluto menor) que se da frecuentemente en la práctica: el paciente no ha demandado la consulta, e incluso no está en conocimiento de la intervención de psicopatología. Entonces, cabe preguntarse a quién es la demanda. Esta paciente, en particular, expresa una negativa absoluta a hablar, desde un principio no dirige ni la palabra ni la mirada hacia el interconsultor. No obstante, se le explica tanto a ella como al familiar acompañante que, si en otro momento, cree necesaria una consulta puede concurrir al Servicio de Adolescencia porque puede movilizarse ambulatoriamente. En un primer momento, los médicos refieren que la paciente permanece internada debido a un cuadro comprometido de vías respiratorias, padece neumonía a repetición desde los 8 años, y se le están realizando estudios para determinar más exactamente la patología. Ante una nueva solicitud de interconsulta, por parte de los médicos, se concurre a ver a la paciente que opta por hacerse la dormida y se tapa totalmente con la frazada. Se le avisa que se volverá al día siguiente. Al hablar con los médicos refieren que se detectó una tumoración en los pulmones, que están esperando el resultado de la biopsia, y piensan operarla en 3 o 4 días como máximo. En la entrevista que se implementa 24hs. después la paciente se muestra muy enojada y repite que no va a dejar que le hagan nada, que ella sabe lo que pasa aunque los médicos no le digan. Se indaga acerca de lo que sabe, y lo que no quiere que le hagan. Ella dice “no quiero que me queden marcas”, “no me voy a dejar operar”. En esta postura estaba el último día para poder trabajar el conflicto antes del momento previsto para la cirugía. Dadas las condiciones emocionales en las que se encontraba la paciente, se habló con los médicos que la atendían para transmitirles la posición negativa de la menor frente a la operación y lo necesario que es brindarle una mejor y mayor información acerca de su patología. Incluso se planteó la posibilidad de disponer de mayor tiempo para que “X” pueda elaborar la situación que atraviesa en el presente en forma irruptiva y amenazante, exponiendo lo real del peligro que implica conducir a un paciente en estas condiciones al quirófano. La respuesta del cuerpo medico fue que la cirugía era urgente y en todo caso apelarían a la prescripción psiquiátrica para buscar una solución. Obviamente administrar medicación acallando el síntoma y operar para extirparlo forman parte del Discurso Médico. El Saber Médico tenia una vez más la solución para la enfermedad. “El efecto consiste en la supresión del hombre enfermo en tanto hombre”.”Si queremos definir la enfermedad, tenemos que deshumanizarla (Leriche)”. Es más, es un discurso circular, redondo, perfecto. Y lo perfecto es enemigo de lo bueno. Es comando de los dioses no de los hombres. El discurso se sostiene con un solo sujeto (Lacan). El único sujeto del Discurso Medico es el que lo enuncia, esto es, el médico mientras el discurso psicoanalítico intenta la apertura en el lenguaje restituyendo el síntoma psíquico que obstaculiza seriamente la curación somática. En este caso, el discurso excluido del paciente, aparece sorpresivamente transgrediendo el Discurso Médico en el momento preciso en que la paciente tenia que ir a quirófano, cuando se negó violentamente a ser operada, lo que prueba de manera evidente que se intentó a través de una medicalización no una medicación, parcializar un problema tapándolo, en lugar de solucionarlo como una totalidad. El Otro Discurso, el del paciente, ignorado y silenciado detrás del diagnóstico médico pudo hacerse oír y fundamentalmente hacerse visible en un hecho contundente, imposible de pasar desapercibido para el Saber Médico que se inscribe principalmente en la Clínica de la Mirada. La versión médica fue bastante amplia e imprecisa acerca de la crisis padecida por la paciente en ese instante no pudiendo puntualizar el verdadero suceso ocurrido. La versión de la paciente fue muy sucinta y sencilla: “Yo les dije que no me iba a dejar operar”. Aquí cabria agregar; pero ustedes no me quisieron escuchar. A partir de este hecho se solicita nuevamente la presencia del psicoterapeuta y prorroga obligadamente la cirugía. Se realiza un ateneo que incluye a todos los profesionales que atienden a la paciente, pero por sobre todas las cosas se incluye “X” como Sujeto padeciente, sujeto que inviste una enfermedad, un Sujeto con nombre y deseos propios. Al Saber Absoluto del Orden Médico se antepuso el Saber Particular del Orden Humano. Desde este quiebre en el discurso dominante, la paciente se involucra activamente en el tratamiento psicológico, se interesa y dice acerca de lo que le pasa, sus temores y deseos. Establece un vínculo significativo con el terapeuta al que incluso solicita que la acompañe a la cirugía. Después de varias entrevistas “X” elabora y decide por si misma que quiere operarse, llegando a esta instancia, no sin temor, pero sí, con verdad y deseo de vida. Es así que, el pánico siniestro a lo desconocido, al suspenso, muta en miedo como defensa, omprescindible para la vida, porque también es verdad que el psicoanálisis que trata el goce y el deseo, toca la libido, e incita además el deseo de vida y lo que le hace obstáculo, pero sin que el analista encarne o represente un deber de vivir. El psicoanálisis, como dijo Lacan es la ética del bien-decir que, en todo caso, es bien-vivir, bien-morir porque la muerte también es una opción. Es realidad, es la opción que permite elegir la vida en el caso de la paciente de referencia. La Interconsulta psicológica se inserta en la grieta del Discurso Médico, inscribiéndose como herramienta de ambos tratamientos, que lejos de competir deberían ser complemanetarios. La apuesta es al Sujeto del Deseo, sujeto al que el psicoanálisis escucha, cuando otras terapéuticas sólo tienden a la supresión del síntoma, tomando al sujeto como objeto de conocimiento, confiándole el discurso que le es propio enajenándolo en su estar enfermo, fragmentándolo como persona. ?? ?? ?? ??