Hacia un recorrido del Alcoholismo como adiccion. Implicancias y compromiso en el orden bio-psico-social. De los niveles epidemiológico y ecológico. Para una promoción de salud y prevención de enfermedades. Enfoque Interdisciplinario en Salud Mental articulado con “El Sabor que no se Encuentra”. Antequera, A., Dabini, M., Lescano, O., Antequera, M. Para delimitar un tema amplio y complejo como adicciones, se establece: En primer lugar, hay que resaltar dos aspectos fundamentales, tomando como punto de partida la problemática adolescente, pero extendiéndolo a la sociedad de consumo en general: 1) El abordaje interdisciplinario y 2) El reconocimiento y aceptación que el alcohólico es un adicto y como tal, un desafío para la comunidad. En él se sintetizan varios aspectos: a) Corporales Consecuencias del alcohol, b) Psicológicos, es una enfermedad psíquica, por lo que interesa su abordaje en el ámbito de la Salud Mental, y c) Sociales, el juego de mercado es campo propicio para la emergencia de adicciones. Esta síntesis, conforma un interjuego inseparable entre: lo somático, lo psíquico y lo social-comunitario. Por eso, es necesario aclarar que, intentar un tratamiento fracturado, establece una imposibilidad en el abordaje del enfermo. Al decir que la adicción es una enfermedad, hay que reconocer los factores que la provocan y el terreno que la propicia, donde al juego del mercado se agrega la facilidad para conseguirlos, generando oferta y demanda, a costos muy baratos y accesibles. En realidad, para competir con el mercado, sólo se puede abordar la adicción a través de lo social comunitario: hablando de salud o de salidas saludables como talleres recreativos, otras referidas a lo laboral. O sea, no negar pero tampoco promocionar. Interesa delimitar el análisis a la problemática de las adicciones en el contexto de la Adolescencia, ya que es sabido que el consumo ha aumentado notablemente, a la vez que ha disminuido la edad de comienzo de consumo. En zonas marginales, adolescentes toman alcohol en exceso. En nuestro país, hay un abuso descontrolado de alcohol. La cerveza se ha convertido en la vedette del consumo entre los jóvenes. Esta situación no es privativa de un solo grupo o clase social. El consumo, es un problema bio-psico-social que incluye: delincuencia, promiscuidad, debilitamiento social, familiar, descuido, etc. A partir de esta multiplicidad de factores determinantes de las adicciones, lo más importante a tener en cuenta es la prevención. La prevención comienza en el nivel individual, de la persona y su ambiente mediato, que es el tejido social. Por eso, ante la falta de un marco referencial, se produce un vacío donde predominan los mensajes contradictorios y justamente claudican los más vulnerables que son los adolescentes. En concreto, intervienen los siguientes factores: a) un agente exterior: el alcohol; b) un medio facilitador: el ambiente familiar y socio-cultural; y c) una persona con características adictivas, sea cual fuere su estructura psíquica. A continuación, se observa una primera y fundamental definición sobre la adicción: la dependencia. Es la necesidad compulsiva de su consumo y la imposibilidad de no hacerlo. Es la compulsión irrefrenable a consumir alcohol. La elección de un objeto acompañante e insoslayable, demuestra un estado conflictivo de soledad, angustia y vacío que ha dejado la falta de una estructura de afectividad compleja, que incluye tanto al ámbito familiar en particular, como a la comunidad social en general. El adolescente es único y especial, no hay generalidades, hay que preguntarse qué provoca esta situación por la que está atravesado. Para finalizar, hay algunos lineamientos generales y fundamentales como la influencia de la propaganda y promoción del alcohol, que intervienen fuertemente en el consumo entre los adolescentes. Es una epidemia que se expande por vías casi impensables, que demuestran la inducción a los individuos al consumo: Promueve la reunión entre los jóvenes, lo cual implica un mecanismo para usarlos grupalmente. Es ideal para el modelo adolescente, porque aprovecha la crisis de identidad, de valores y de objetivos. Es importante resaltar la problemática de las Adicciones, ya que destaca, “saca a la luz” un conflicto social, familiar y personal, que mucho tiene que ver con una articulación: inducción a la adicción y propaganda. Esto quiere decir, que el conjunto de elementos que aparecen para tratar de interesarnos en las diferentes formas de consumo, es lo que se llama “mercado publicitario”. Hablar de propaganda e inducción, se hace extensivo a todo el sistema de vida occidental, porque permanentemente se vive en una situación de “hombres de mercado”,concepto que parte de los economistas. Esto quiere decir, sometidos e inducidos al consumo todos los integrantes de la sociedad. Es evidente, que en esto se basa el enfoque económico occidental, capitalista y no solidario. Esto es demasiado común, en un ámbito como el acostumbrado por los adolescente, ya que los modelos de propaganda, suelen ser figuras de grupos musicales que se divierten, se entretienen con un ritmo muy persuasivo, que penetra con un efecto constante, lo que permita asociar el alcoholismo, a una actividad de diversión y compañía. Todo esto, se emplea como un mecanismo comunicacional, propio de los modelos de propaganda estudiados en marketing exclusivamente por y para un “hombre de mercado”. Esta cadena induce a que todas las personas invitadas, deben lograr tener lo que tienen las otras, y lo importante es que la cadena continúe. Es evidente entonces, que el tema de la propaganda ocupa un lugar muy importante en la preocupación profesional de todo lo vinculado a las adicciones en general y el alcoholismo en particular. Este es un momento histórico, en el que los valores se deterioran vertiginosamente, porque hay que adquirir rápido lo más moderno, lo más funcional y lo más diferente, mientras se sostenga ese estado de euforia permanente. Este esquema, también trae consigo, una suerte de dependencia o adicción al trabajo: estar ocupado, necesariamente o por exigencias económicas o de otra índole, todo para no quedar fuera del sistema. En los adolescentes, esto se manifiesta marcadamente en lo referido al grupo de pares, para no quedar fuera de ese conjunto. Por inducción, por pertenencia, por cercanía o por buscar la identidad del grupo, se puede entrar en una adicción, pero en este caso, se sale con tratamiento, ayuda familiar, del grupo social, etc. El que no sale del alcohol, es el que no puede estructurarse como ser adulto, donde el alcohol es utilizado para proporcionar identidad y calmar la angustia. La Epidemiología del abuso, apenas cuenta con algunas tendencias que se van observando en distintos lugares. Se busca tomar medidas que lleven tanto a prevenir como a minimizar sus efectos negativos, pero la eficacia de estas medidas y especialmente la educación preventiva, ha provocado contradicciones difíciles de estimar, ya que no se han hecho realmente evaluaciones de programas. Es fundamental remarcar la importancia del tema adicciones en la adolescencia, ya que ofrece un terreno complejo, y a la vez enriquecedor de esta problemática, por la influencia de: los factores subjetivos e individualmente vivenciados: ansiedad, angustia, incomodidad física y desconocimiento corporal, unidos a los efectos, la presión social de los grupos de pares, la búsqueda de identidad, que contribuyen a incitar al joven a experimentar con el alcohol. Es de suma importancia establecer, la muerte adolescente como una epidemia irrefrenable, que tiene un aliado en la adicción oculto por los parámetros familiares-sociales y conduce al invisible paso entre la vida y la muerte en un tránsito autodestructivo. Finalmente, lo más relevante del tema abordado puede resumirse en la influencia de factores constitucionales y desencadenantes que se ponen en práctica, dentro del mercado y la propaganda que lo promueve como algo “bueno”, haciendo caer al individuo en particular, y a la sociedad en general, en esta pseudo-solución química. Hay entonces, implicancias y compromiso en los niveles: bio-psico-social, que vuelven dependiente al individuo y se crea así un circuito patológico compulsivo cada vez más atrapante, teniendo en cuenta el momento histórico en el que esto se sigue desarrollando. La metodología utilizada se basa en un relevamiento de datos extraídos de “fuentes secundarias”, es decir, que ya tuvieron un análisis, una organización y un ordenamiento previo a la realización de este trabajo. Entonces, el análisis se basó únicamente en trabajos anteriormente realizados en diferentes lugares. Estos datos secundarios, son de distintas fuentes y trabajos expuestos, acerca del tema abordado. El presente, incluye una reseña histórica, con la consulta bibliográfica correspondiente. En todo caso, los únicos datos cuantitativos establecidos, refieren a las mismas fuentes (secundarias), o quizás a algún tipo de información obtenida en muestreos previos o análisis de datos extraídos de la red virtual mundial Internet. Finalmente, es un estudio teórico de fuentes de datos secundarios, cuyo objetivo fundamental, es un tipo de esclarecimiento de preguntas y dudas. Todas las hipótesis empleadas, fueron producto de los análisis previos antes mencionados, nuevamente re-analizados y establecidos, pero sin ningún tipo de aseveración propia. Esto significa, que el objetivo no fue la puesta a prueba de las hipótesis surgidas, sino un intento de estudiarlas, basándose en fuentes secundarias y confiables. Desde una perspectiva dialéctica, el procesamiento del conocimiento es entendido como cíclico y aproximativo. “El conocimiento es una construcción que se hace a partir de otros conocimientos sobre los cuales se ejercita la aprehensión, la crítica y la duda” (Minayo, 1995:77). Por otra parte, se reconoce de antemano la inaccesibilidad del objeto en tanto “las ideas que nos hacemos de los mismos son siempre más imprecisas, más parciales, más imperfectas que él mismo. Por lo tanto, el proceso de investigación consiste en la definición y redefinición del objeto.” (Minayo, 1995: 78). Por eso, es necesario puntuar, las distintas preguntas que fueron surgiendo sobre el tema: alcoholismo. El objetivo fundamental es la búsqueda de algún tipo de respuesta, no necesariamente para comprobar o verificar hipótesis: - ¿Por qué comienzan las adicciones? - ¿Cuáles son las implicaciones específicas con el alcohol? - ¿Cómo es y se lleva a cabo el manejo psicofarmacológico en adolescentes alcohólicos? ¿Es necesaria siempre? - ¿Cuáles son los elementos a detectar para prevenir esta enfermedad? - ¿Cómo se aborda, en el ámbito social, cultural (escolar) laboral y familiar, la detección? Esta parte se subraya, extiende y expone en el trabajo estadístico-metodológico que se incluye posteriormente: “El Sabor que no se Encuentra”. Históricamente, el alcohol estuvo ligado desde la antigüedad con el hombre, tanto griegos como hindúes, romanos, hebreos, etc. lo consumían por exigencias divinas desde antiguas épocas. La relación con los Conflictos Bélicos demuestra que, a partir de las Guerras Mundiales hay utilización de alcohol y drogas y a veces cobran un valor estratégico muy marcado. Las Naciones Unidas, permiten el cultivo de amapolas para obtener el opio, con el que se fabricará la morfina, “necesaria”para la guerra (lícito, permitido). Las anfetaminas, distribuidas en la Segunda Guerra Mundial, mantenían a la tropa despierta de cuatro a ocho días. El alcohol siempre se utilizó para mantener la euforia y el “espíritu de la tropa”, que así continuó su difusión, y los problemas de dependencia se intensificaron, complicándose cada vez más. Freud, fue uno de los primeros que, aún sin conocer el término “capacidad de dependencia”, trató de utilizar la cocaína para frenar la adicción a la morfina de un amigo suyo utilizando cientificamente lo que se llama terapia de reemplazo. Las cifras crecieron progresivamente, al igual que fue sucediendo paulatinamente en todos los países subdesarrollados, aún en los del tercer mundo, donde el alcohol por su accesibilidad y bajo precio se fue popularizando cada vez más. Pero los casos de toxicidad crónica, psicosis o formas de dependencia donde los consumidores descuidan sus respectivas responsabilidades y se concentran en el abuso del alcohol son muy frecuentes. En nuestro país, el uso y abuso de alcohol fue una cuestión de poderes, es decir, se originó en la forma como el “Orden Médico” dominó esta era, a través de la utilización farmacológica. Con un impacto tal que provocó una manifiesta iatrogenia. Es por esto, que remontándose al año 1908, José Ingenieros ya hablaba de psicoterapia y reeducación psíquica, también de deseo. Entonces y paradójicamente los que motorizaron al psicoanálisis, según algunos historiadores, fueron médicos volcados al campo de la criminología y el área forense. Sería una sana iniciativa elucidar en qué momento el conjunto de discursos morales-jurídicos alejaron el dispositivo y enmudecieron al sujeto en un abordaje behaviorista-médico. Por eso, aunque siempre la mera idea de su uso causa desaprobación social, esto ocurre ante ciertos cánones, el bebedor social es aceptado en varios círculos sociales. Así, se observa como de manera omnipresente, penetra en todas las clases sociales, tanto en la selva como en la ciudad, en un lugar como en otro. La potencialidad adictiva, es una condición humana pasible de ser desarrollada en cualquier tipo de estructura de personalidad y puede coexistir en los más diversos cuadros psicopatológicos. Entonces, la adicción funciona significando un orden histórico en todo sentido, tanto en lo referido a la historia personal del individuo y su contexto familiar y socio-cultural, como en lo concerniente al origen e historia de la humanidad desde los antecedentes del hombre prehistórico. Evidentemente, muestra un intento de resolución mágica omnipotente, mediante una modalidad química que establece conceptos y conduce a una relación psico-bio-química de gran importancia, tanto para su enfoque terapéutico como para modalidades y técnicas de abordaje múltiple e interdisciplinario. Al estudiar la enfermedad adictiva, se separa: uso, abuso y adicción, para clasificar la relación que tiene la persona, en ese momento, con la droga. El uso es ocasional, el abuso sobreviene cuando el uso se hace reiterativo y la adicción cuando ese uso es compulsivo y constante, creándose una dependencia psico- biológica. La dependencia psicológica, tiene que ver con la personalidad previa, y la biológica, aparece cuando el cuerpo, determinado por esos componentes químicos, necesita del alcohol para evitar caer en graves descompensaciones somáticas (síndrome de abstinencia). El consumo de alcohol es un problema bio-psico-social que incluye: delincuencia, promiscuidad debilitamiento social, familiar y la posibilidad de contraer enfermedades neurológicas, cirrosis, etc. De esta manera, los alcoholicos se convierten en individuos que conllevan la imposibilidad de una independencia, lo que implica morir como sujeto. El alcohol aparece como un juego de dosificación de muertes, donde ocupa el lugar de la vida. El adicto juega todo el tiempo con la muerte, se mata cuando quiere, dosifica su muerte. En la adolescencia, esto se potencia por los distintos cambios que la propia etapa evolutiva les impone: modificaciones biológicas, culturales (educación), familiares y sociales (establecimiento del grupo de pares). A lo que se le suma el más fácil acceso en diferentes lugares de entretenimiento (boliches, plazas, video-juegos, etc.), en los que el se despacha constantemente. De esta manera, el alcoholico juega todo el tiempo con la muerte, “me mato cuando yo quiero”, acercándose alucinatoriamente a través del efecto del alcohol a su progresivo deterioro. La muerte adolescente, que se mencionó como una epidemia irrefrenable, tiene un aliado oculto en la adicción. No es importante aquí, señalar sus formas y descripciones, como intentar mostrar que la relación paradigmática que se le asigna a ciertos modelos sociales, actúa como bisagra de identificación, y es un veneno letal, de liberación prolongada, que se derrama sobre el consumidor abusivo. En esta afección, el vacío de identidad, de afectividad y de contención desde el ámbito social-comunitario, atraviesa el cuerpo concreto de tal forma que se obtura la posibilidad vital por la pérdida fisiológica, en un lento camino hacia el deterioro o la muerte. Ante la ausencia de una identidad posible a la cual proyectarse, el adolescente , usuario de alcohol, muestra su esfuerzo por reiterar sus mensajes de borrachera para que su familia opte por hacerse cargo de él de algún modo. Por esto, ocurren muchos suicidios o intentos, aunque lo más común son los hechos delictivos, que motivan la intervención judicial o policial, en un nuevo llamado a la sociedad y para intentar “una entrada” al núcleo familiar. Hay dos indicadores específicos que señalan el uso indebido de alcohol: 1) la modalidad adictiva: que se puede dividir en dos partes: a) antecedente de ingesta en miembros de su familia y/o de contacto frecuente, b) la adicción presente en el grupo familiar, a través de conductas compulsivas a determinado tipo de actividad y como modalidad racional que se transmite de padres a hijos. En casi toda familia de alcohólico, existen otros miembros de la misma categoría. 2) Tendencias autodestuctivas: hay permanentes mensajes de muerte y destrucción que circulan dentro del núcleo familiar, y que llevan a experimentar permanentemente con la muerte, a partir de la ingesta de alcohol. Hay errores sociales, que se aceptan como ciertos y constituyan constelaciones de mitos, que se entrelazan para que uso, abuso y adicción se confundan entre sí o con costumbres socialmente aceptadas que conducen indefectiblemente a los anteriores. Algunas de estas series míticas: a) Las sustancias químicas que intervienen con mayor proporción en la determinación de una conducta adictiva, no son como se supone, la marihuana y la cocaína, sino el alcohol y los fármacos. El consumo de sustancias prohibidas proviene de una permisividad comunitaria, para con otras sustancias que son negocio social como la cerveza y todo tipo de alcohol. La automedicación es una práctica perniciosa y riesgosa, que tiene que ver con lo personal e individual, pero también, está favorecida por la sociedad que incita insidiosamente a su consumo masivo. b) Alcohol, inteligencia y alegría. El más grande mito, que promueve el alcoholismo, es la gran falacia en la cual, la causa es sustituida por el efecto, dando origen a un razonamiento erróneo, con objetivos directos e indirectos. Claramente dirigidos, juegan un papel clave en la subcultura del alcohol y la promoción a su consumo. A través de la sustitución causa-efecto, se comete no sólo el error de pensar que es un estímulo químico el que posibilita la obra creadora, sino también, la burda y lamentable desvalorización del talento, dedicación y sensibilidad necesarias del genio creador humano. c) Otro mito consigna que, la forma en que es posible experimentar más intensamente la sexualidad, se obtiene a través del uso de alcohol. En la realidad, la utilización sistemática conduce indefectiblemente a una progresiva inactividad sexual (impotencia sexual). Al igual que el mito que el alcohol facilita la comunicación y la posibilidad de una gran diversión. Toda esta trama mítica, muestra que el entretejido familiar y social, interviene de manera directa en el alcoholismo. Es importante saber que es un problema de todos aunque afecte sólo a algunos. Es importante destacar que, en la conflictiva adolescente, al no haber un discurso propio (del sujeto o de su familia), se remite a un mito como lo valioso. A este análisis, puede agregarse que, hay un testigo mudo que aparece frente al alcoholico: es psicosis alcohólica, coma, delirium tremens, sindrome de Korsacoff, polimenritis, etc. Es el punto y lugar, que nos muestra cuán lábil, inestable y mínimo, es el límite entre la impotencia y la omnipotencia, cuán insoportable es la “Levedad del ser” según Kundera, que conduce al invisible paso entre la vida y la muerte en un tránsito autodestructivo. Hay ciertas consideraciones generales acerca del alcoholismo, que hay que tener en cuenta para la realización de una intervención clínica y/o comunitaria de lo que se constituye como enfermo. Resumiré las definiciones fundamentales para lograrlo: Según la O. M. S. (Organización Mundial de la Salud), cualquier sustancia introducida en el organismo, capaz de modificar una o varias de sus funciones constituye una droga. Aparece con el uso, un síndrome de tolerancia, que es cuando el organismo presenta cierta capacidad de adaptación. En algún momento, dejan de ocurrir los efectos habituales por la aceptación y adaptación del organismo al alcohol. Entonces, es necesario aumentar la ingesta para conseguir similares efectos. Por consiguiente, en el síndrome de tolerancia, se necesita mayor dosis para conseguir igual efecto. Esto varía según la sustancia consumida. Luego aparece el síndrome de dependencia, cuando el individuo comienza a depender de la ingesta. Hay dos formas de dependencia: a) psíquica, cuando hay subordinación total al alcohol y a pesar que no hay dependencia física, el sujeto siente que no puede seguir funcionando sin él, se desespera si no lo tiene. La presencia del alcohol se convierte en el centro de su vida. b) Física, luego de un cierto uso constante, se han producido modificaciones fisiológicas que hacen que el organismo necesite el alcohol para continuar funcionando. Además de la dependencia física, siempre existe dependencia psíquica. Finalmente, aparece el síndrome de abstinencia, cuando ocurre la interrupción del consumo y en el curso se producen una serie de síntomas y signos físicos y/o psicológicos, desagradables para el individuo e independientes de su voluntad. Tanto la tolerancia, como la dependencia y la abstinencia, forman parte de un mismo proceso y son fenómenos inseparables. Están estrechamente ligados y en relación directa. En última instancia, si mayor fue la tolerancia y la ingesta se ha incrementado, mayor será la dependencia y por ende, mucho más difícil será el período de abstinencia. De la misma manera, un vínculo de dependencia escaso, trae consigo un síndrome de abstinencia leve. Como fue descriptivamente establecido más arriba, las tres categorías de cualquier adicción son: 1) Uso, que implica un contacto esporádico u ocasional. El individuo consume algunas veces y en ocasiones determinadas: bebedor social. Es muy importante discriminar dos aspectos: a) el uso indebido por curiosidad o por una razón social, donde una sustancia aparece dentro del estilo de vida del individuo. b) Los alcohólicos constantes presentan otro perfil, porque hay una estructura ligada al síntoma (con una adhesión al alcohol), acompañada de un mecanismo compulsivo. 2) Abuso, cuando el uso es reiterado. Aparece entonces un riego serio, ya que un sujeto que está acostumbrado a abusar puede transgredir en cualquier momento el frágil límite que lo separa de la enfermedad alcohólica. 3) Alcoholismo, uso permanente, compulsivo y constante de alcohol, sin el cual el individuo no puede vivir y que le ocasiona ciertos trastornos en el área de la vida anímica y orgánica, constituyéndose el sujeto en cuestión, en un peligro para sí y para los demás. Es el momento del fantasma del descontrol y el delito. Finalmente, se desarrollará la temática en una articulación con la Propaganda y la Inducción que esto genera en los adolescentes, y su relación con el Mercado Publicitario, modelos de Propaganda, acerca del Hombre de Mercado y la carencia de Modelos Éticos. El “hombre de mercado”, parte de los economistas que lo ubican en una franja comercial, cuando buscan hacer marketing y deducen las franjas de “consumidores posibles”que van a ingerir algo determinado. Como modelos de estos consumidores, se observa un mercado de la franja adolescente, que con respecto a los demás ya tienen un poder determinado en la negociación con los padres. En forma privada para acceder a una determinada cantidad de dinero o para alcanzar sus propios recursos y así obtener los elementos buscados. Refiriéndose estrictamente a la adicción, (alcoholismo) se observa el modelo “tupper ware”, modelo de marketing que conduce a un estilo de comunicación (similar al moderno “llame ya!!”). Se realiza por el sistema de encuentro, reuniones en las que quién compra más recibe el cuchillito, el colador, o el pela-algo. Esto siendo previo a haber gastado una importante suma de dinero en la compra. Este modelo, representa el prototipo del “mercado negro”, la cadena de venta clandestina que afecta sobretodo a la población adolescente. Así es, como se encuentran expuestos a la venta determinados productos que son patologizantes llámese tabaco o alcohol, incluso a menores. Pero lo más grave es que, hay otro mercado, el que representa a marcas de equis productos, que genera necesidades y es el que viene por la propaganda inductiva pero legal, oficial y permitida. Es evidente entonces, que el tema de la propaganda ocupa un lugar muy importante en la preocupación profesional de todo lo vinculado al alcohol, las drogas, etc. La sustancia psico-activa, objeto de abuso, puede ser un inhalante, cocaína, alcohol o una simple aspirina (recordar el comercial televisivo de la marca Cafiaspirina, aspirina de Laboratorios Bayer, que muestra la hiperactividad de distintas personas, gracias a la “ayuda” y la ingesta diaria de dicho producto), o el de la cerveza: “lo que importa es lo de adentro”y la ingesta de cerveza aparece como motor moral sumamente apreciado. Teniendo en cuenta aspectos psico-sociales, hay limitaciones en la consideración específica, puesto que, desde todas las lecturas posibles, estas sustancias se ofrecen como objeto sociocultural, como algo dado en el medio y cualquiera sea su efecto. Más o menos accesibles para las personas, es que adquiere un determinado valor, tanto psicológico como social. El valor social, se ha ido modificando con el tiempo ya que aspectos más antiguos la articulan con lo mágico-religioso (el vino como sagrado desde los hebreos). Después aparece la relación con lo Bélico, con un valor estratégico fundamental, instalando las dependencias como un problema psicosocial y de nivel internacional, donde empieza a confluir toda la cuestión del tráfico lícito o ilícito que es mucho mayor con lo prohibido: recordar la Ley Seca en EE.UU. donde el vandalismo y lo gangsteril se unieron para destruir la sociedad en su conjunto, lo que llevó a legalizar el alcohol como forma de defensa. Así se ve como la significación va variando y según cada contexto, va adquiriendo un objetivo distinto. De esta forma, se marca otro perfil, en cuanto al individuo particular, que hace del alcohol una respuesta, generando un cierto conflicto que entonces aparece configurando un síntoma (tolerancia, dependencia o abstinencia), siendo simultáneamente un síntoma familiar y no sólo subjetivo y hasta extendiéndose a la sociedad de consumo en general. La inclusión en el tema de marketing, trae aparejada la búsqueda de organización de las ventas. Entre los elementos del “paquete ofrecido”, está la forma de publicitar y publicitarse. Está muy extendida la idea acertada que, “invirtiendo tres en propaganda se garantiza la obtención de nueve” de ganancia. Esto marca, la fuerza de su accionar junto con la repercusión y el peligro que representa el trabajar con el imaginario de una sociedad, y en este caso, con el imaginario de jóvenes-adolescentes, que buscan referentes objetivos y metas. Así se configura, desde el punto de vista particular, este imaginario (colores, ritmos, lugares), todo lo que hace a lo que no se tiene, pero “se puede tener y ser” a través del “comprar”. Finalmente, considerando el papel que se le asigna a los medios de comunicación, las propagandas etc., se encuentra el objetivo de la Prevención ligado a éstos. Se basa en el supuesto que, una mejor información y un mayor conocimiento del problema, opera como un preventivo o inhibidor. Es particularmente difícil de implementar en nuestros estilos de economía, ya que un Programa de Difusión Preventiva, puede estar patrocinado por empresas que son parte de la cadena publicitaria., generadora del mismo conflicto (curtiembres que pretenden invertir para el equilibrio ecológico que ellos mismos destruyen). Si bien todos tienen derecho a vivir fuera de la sociedad consumista, el cambio social, que crece a pasos agigantados, va dejando al hombre sin respuestas, obligándolo a entrar en una lucha defensiva, que al final lo agota o lo deja solo. La publicidad, puede estar al servicio de brindar, hacer conocer y aclarar. Pero, en cambio, se crean las necesidades sobre las que se arma todo el aparato publicitario. El mensaje permite marcar la necesidad de “ser como”, “ser uno más”, o “ser igual a”. Es por todo esto, que alcohol y publicidad van de la mano, sobretodo por el momento histórico que actualmente se atraviesa. Porque lo que se vende, es la “necesidad de” y suele ocurrir que al no poder reducir la angustia que se crea, se produce la compulsión al inevitable encuentro con el alcohol. El aumento del consumo, fue creciendo progresivamente, por lo que es difícil encontrar cifras representativas de utilización de alcohol, ya que las únicas estadísticas son las de las autoridades policiales y las de morbi-mortalidad por abuso. Ambas estadísticas, son poco confiables porque la complejidad del problema, no permite conocer la cantidad real de alcohólicos. El número de factores que intervienen y el secreto de su uso, llevan a que solamente sean mensurables estadísticamente los casos más extremos o que se hacen públicos al relacionarse con el delito. Para describir el consumo, se tomaron en cuenta varias fases: el uso esporádico de alcohol, el abuso y la dependencia. En cada una de estas fases, es prácticamente imposible cuantificar el número de adolescentes afectados. Además, el ser de venta libre, y legalizado su uso no es penalizable. El marco epidemiológico que se toma en cuenta para analizar el abuso, apenas tiene referencias de algunas tendencias que van surgiendo en diferentes lugares. Lo que aquí interesa, es tomar medidas que lleven, tanto a Prevenir, como a tratar de minimizar sus efectos negativos. Sin embargo, hay contradicciones en la eficacia de estos proyectos, al igual o en mayor medida que en la educación preventiva. Estas contradicciones provocadas en el ámbito en el que pueden ser elaborados Programas Preventivos son difíciles de estimar, ya que no se han hecho verdaderas y fehacientes evaluaciones y análisis de programas. Quizás no es tan importante la verificación científica, que dé cuenta de una validez de las hipótesis establecidas, para elevarlas a la fase de la teoría. Pero sí, que haya un relevamiento pautado y ordenado de los datos obtenidos acerca de las adicciones en general y del alcoholismoen particular, para poder trabajar, evaluar y analizar los datos obtenidos. Asimismo, la adolescencia ofrece un ámbito propicio para iniciarse en el consumo de drogas. La ansiedad, la angustia, la incomodidad física y las transformaciones corporales que llevan consigo un desconocimiento de sí mismo, unidos al bienestar y euforia del efecto que provoca la ingesta, incitan al adolescente a experimentar con ellas. La presión social del grupo de pares, la búsqueda de identidad, son algunos de los factores que incitan al consumo. Por eso, si bien es cierto que cualquiera puede ser “víctima” del consumo, es sabido, que los adolescentes por las distintas crisis evolutivas que transitan, son los más vulnerables, accesibles a la experimentación, y más aptos para el engaño por los que comercian con su venta. Si bien la adicción, no conforma en sí misma, una estructura psíquica determinada, es frecuente en la adolescencia, época de crisis normal y evolutiva, que trae aparejada esta crisis en los valores personales, familiares y sociales, el recurrir al alcohol para aliviar la angustia y poder integrarse a los grupos. Se delimita así, un camino progresivo hacia la muerte adolescente, que se mencionó como una epidemia irrefrenable, que tiene “amigable aliado” en la adicción y un testigo mudo en el alcoholismo. De esta manera, se cancela la posibilidad vital por la pérdida fisiológica, en una agonía lenta, que conduce hacia la muerte, deteriorando lentamente el cuerpo. En lo que concierne al alcoholismo, para un mejor estudio, evaluación y análisis de los casos, se sintetizan dos aspectos fundamentales que son imprescindibles para cualquier tipo de investigación: el abordaje multi e interdisciplinario y la relación con la comunidad, poniendo de manifiesto un interjuego interdependiente entre: lo físico, lo psíquico y lo social. Gracias a los determinantes de la inducción el alcohol por la propaganda, hay una especie de adicción al consumo, y un fortalecimiento de la dependencia, al mismo tiempo que actúa enzimáticamente acelerando y alimentando el elemento adictivo que, presuntamente se encuentra en los futuros consumidores. Por eso, la propaganda debe ir de la mano de la Prevención, fomentando la creación de programas de Promoción Comunitaria de la Salud y no actuar contrariamente fomentando su consumo.