La Cátedra

La Práctica Profesional “Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez” se dicta desde 1992, cuando comenzaron unas pocas prácticas optativas en la facultad. En ese entonces se llamaban pasantías.  Su creadora y primer coordinadora docente, la Lic. Marta Ainsztein, firmó un convenio con la Dirección del Hospital para que estudiantes de nuestra Facultad pudieran realizar prácticas en el Hospital de Niños.

Desde ese entonces, la cátedra tiene su lugar en el hospital y el pasaje de los estudiantes va dejando su marca.


Siempre trabajamos con la convicción de que la inclusión de estudiantes en la institución no sólo resulta de importancia en la formación personal de cada uno sino que también  implica un aporte a la práctica hospitalaria misma. Es así que los profesionales que funcionan como colaboradores docentes nos transmiten efectos que reconocen a partir de la inclusión de los alumnos de la materia.

Apuntamos a que durante el tiempo que dura la cursada, cada estudiante haga una verdadera experiencia de insertarse en el hospital, en la complejidad de su práctica clínica y de sus múltiples atravesamientos.

Todos los y las docentes de la cátedra tenemos una pertenencia al Hospital de Niños, realizando tareas de asistencia, docencia y formación. Desde esta experiencia, acompañamos a cada estudiante en el pasaje por la práctica.

En su estructura, la materia funciona en sintonía con el modo de trabajo en el hospital, donde la puesta en diálogo y el trabajo con otros atraviesa la práctica propia. En las comisiones, como en las reuniones de equipo y las supervisiones, los y las estudiantes intercambian y  supervisan su experiencia. El relato de sus compañeros y compañeras es texto que marca y pone en perspectiva la experiencia que sostiene de cada quien.

El marco teórico de la cátedra es psicoanalítico, siendo los ejes principales:


El juego y la clínica con niños:

Ubicamos al juego como central en el trabajo con niños, en tanto instituye la escena de la infancia.


La práctica de la interconsulta:

El trabajo del psicoanalista entre médicos se sostiene en una interlocución que parte del análisis de la demanda en juego en un pedido de interconsulta.  El ser interpelado por el sufrimiento de un paciente  compromete al médico.

Pensamos que el  quehacer como analista no se reduce a la práctica en consultorio y  que el trabajo en un hospital implica  poder hacer una lectura de múltiples instancias. La propuesta de la materia es que los y las estudiantes  se vean convocados/as como psi frente a situaciones en las que podrían estar en el trabajo en un hospital, donde tenga que pensar su lugar, intercambiar con otros, supervisar y escribir, hacer una lectura de su práctica.


En este sentido el pasaje por pediatría resulta una oportunidad tanto para asistir a diversos modos en que se presentan y articulan las consultas por un niño y un adolescente, como para ubicarse como psi en la escena. Es así que en esta situación el alumno no está viendo cómo se maneja otro psicólogo en su práctica sino que es él mismo quien es convocado a ese lugar, muchas veces siendo requerido en una intervención por el pediatra, por el niño o sus padres.

En los últimos pasos en la carrera y en  los inicios de la clínica, muchas veces se tiene la impresión de que las teorías recibidas resultan inoperantes o resulta difícil saber cómo éstas se articulan con los problemas concretos a los que un psicólogo se ve enfrentado. En la cátedra apuntamos a que la práctica clínica pueda ser sostenida a partir de un trabajo  de acompañamiento y supervisión de la misma, produciendo escritura y manteniendo un constante ida y vuelta con la teoría. La apuesta es que cada quien pueda construir una experiencia que reconozca como propia.