Introducción
Sabemos que la Regla de Abstinencia
es el fundamento de la cura psicoanalítica. Denegar las
satisfacciones sustitutivas propicia la pregunta por el deseo,
causando al sujeto que es convocado a responder. Sin embargo, si
bien fundamental, no es ésta la única indicación técnica que
Freud presenta.
Las indicaciones referidas a la técnica analítica son abordadas
por Freud a lo largo de toda su obra, y no se limitan
exclusivamente a los llamados escritos técnicos. Al recorrer
estas recomendaciones vemos que se pueden distinguir dos tipos
bien diferenciados de indicaciones técnicas: uno, corresponde a
la Regla de Abstinencia, y el otro, al Principio de Neutralidad.
Frecuentemente, se toma a los conceptos de neutralidad y
abstinencia como sinónimos. Sin embargo, analizar sus
diferencias nos permitirá establecer la articulación entre
ambos.
Hemos organizado el desarrollo de este trabajo en base a varias
citas textuales de la obra freudiana, teniendo en cuenta
aquellas recomendaciones en las que Freud se muestra más
insistente y que resultan recurrentes a lo largo de tantos años
de enseñanza.
Desarrollo
Comenzaremos recorriendo las
indicaciones que se refieren a la Regla de Abstinencia.
...la técnica analítica impone al médico el mandamiento de
denegar a la paciente menesterosa de amor la satisfacción
apetecida. La cura tiene que ser realizada en la abstinencia...hay
que dejar subsistir en el enfermo necesidad y añoranza como unas
fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración, y guardarse de
apaciguarlas mediante subrogados...
...por cruel que suene, debemos cuidar que el padecer del
enfermo no termine prematuramente en una medida decisiva. Si la
descomposición y la desvalorización de los síntomas lo han
mitigado, tenemos que erigirlo en alguna otra parte bajo la
forma de una privación sensible...
...Ceder a los reclamos de la transferencia, cumplir los deseos
del paciente de una satisfacción tierna y sensual, no sólo es
prohibido por legítimas consideraciones morales, sino que
resulta por completo insuficiente como medio técnico para el
logro del propósito analítico...
...Si un conflicto pulsional no es actual, no se exterioriza, es
imposible influir sobre él mediante el análisis...Reflexionemos
sobre los medios que poseemos para volver actual un conflicto
pulsional latente por el momento...sólo dos cosas podemos hacer:
producir situaciones donde devenga actual, o conformarse con
hablar de él en el análisis, señalar su posibilidad. El primer
propósito puede ser alcanzado por dos diversos caminos: primero,
dentro de la realidad objetiva, y segundo, dentro de la
transferencia, exponiendo al paciente en ambos casos a cierta
medida de padecer objetivo mediante frustración y estasis
libidinal. Ahora bien, es cierto que ya en el ejercicio
corriente del análisis nos servimos de una técnica así. Si no, ¿cuál
sería el sentido del precepto según el cual el análisis tiene
que ejecutarse "en la frustración" {Versagung, "denegación"}?
Hemos elegido para comenzar estas
cuatro afirmaciones ya que, como se ve, abarcan un largo período
de la obra en el que Freud mantiene la misma indicación. A
partir de ellas es posible extraer tres objetivos básicos que
perseguiría la Regla de abstinencia:
1- la frustración que impone el analista procura en el paciente
cierto grado de padecer que funciona como "fuerzas pulsionantes
del trabajo analítico";
2- exponer al paciente a cierto padecer objetivo mediante
frustración en el campo de la transferencia vuelve actuales
conflictos pulsionales que son así pasibles de influencia
analítica.
3- la denegación de la satisfacción pulsional permite alcanzar
el "propósito analítico" que Freud lo define en 1914, en
diferentes lugares, en los siguientes términos:
...Para él [el médico], el recordar a la manera antigua, el
reproducir en un ámbito psíquico, sigue siendo la meta...Se
dispone a librar una permanente lucha con el paciente a fin de
retener en un ámbito psíquico todos los impulsos que él querría
guiar hacia lo motor, y si consigue tramitar mediante el trabajo
del recuerdo algo que el paciente preferiría descargar por medio
de una acción, lo celebra como un triunfo de la cura...
...Si su cortejo de amor fuera correspondido, sería un gran
triunfo para la paciente y una total derrota para la cura...Ella
habría conseguido...actuar, repetir en la vida algo que sólo
deben recordar, reproducir como material psíquico y conservar en
un ámbito psíquico...
...Las mociones inconscientes no quieren ser recordadas, como la
cura lo desea, sino que aspiran a reproducirse...
En este sentido, imponer la frustración a la satisfacción es la
estrategia fundamental de la técnica analítica. Impedir las
satisfacciones sustitutivas persigue el objetivo principal de
hacer de la transferencia la vía regia de la elaboración, el
motor de la cura, evitando que se convierta en el campo de la
satisfacción.
En Recordar, Repetir y Reelaborar, Freud hace hincapié en
la relación entre transferencia y repetición:
Volvemos esa compulsión inocua y,
más aún aprovechable si le concedemos su derecho a ser tolerada
en cierto ámbito: le abrimos la transferencia como la palestra
donde tiene permitido desplegarse con una libertad casi total, y
donde se le ordena que escenifique para nosotros todo pulsionar
patógeno que permanezca escondido en la vida anímica del
analizado...
Y en Sobre la dinámica de la transferencia de 1912 dice:
...los fenómenos de la transferencia...nos brindan el
inapreciable servicio de volver actuales y manifiestas las
mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes; pues
en definitiva, nadie puede ser ajusticiado in absentia o in
effigie.
Es sólo en el terreno de la
transferencia donde puede el analista tener noticia de esas
mociones reprimidas, y operar sobre ellas. Pero la condición es
evitar que la transferencia preste sus servicios a la
resistencia. Y allí es donde la Regla de Abstinencia debe operar.
Agregamos junto con Freud: ...cuanto estorbe proseguir la cura
puede ser la exteriorización de una resistencia...
Entonces, la Regla de Abstinencia
es una indicación técnica y, como tal, debe ser observada por el
analista a lo largo del tratamiento y como condición de
posibilidad del mismo, siendo pura y exclusiva responsabilidad
suya.
Las satisfacciones sustitutivas pueden intentarse en la cura
–en
el campo de la transferencia–,
o fuera de ella. La Regla de Abstinencia rige para ambos casos.
Un ejemplo del primer caso es el
amor de transferencia, tema largamente desarrollado por Freud,
especialmente en su escrito Puntualizaciones sobre el amor de
transferencia, en el cual es absolutamente enfático en
relación a los motivos técnicos y éticos que impiden al analista
responder a la demanda de amor del paciente.
Sobreviene un total cambio de vía de la escena, como un juego
dramático que fuera desbaratado por una realidad que irrumpe
súbitamente...
No nos detendremos en este texto en particular, el cual podría
ser tema de una presentación él mismo. Sólo vamos a decir que
los motivos técnicos son los desarrollados hasta aquí en
relación a la Regla de Abstinencia, y los motivos éticos y
morales se fundamentan en el origen de ese amor.
Veamos un segundo ejemplo de
satisfacciones sustitutivas que puedan intentarse en la cura:
...Difícilmente se pueda evitar que la actitud positiva hacia el
analista se trueque de golpe un día en la negativa, hostil...La
obediencia al padre..., el cortejamiento de su favor, arraigaba
en un deseo erótico dirigido a su persona. En algún momento esa
demanda esfuerza también para salir a la luz dentro de la
transferencia y reclama satisfacción. En la situación analítica
sólo puede tropezar con una denegación. Vínculos sexuales reales
entre paciente y analista están excluidos, y aun las modalidades
más finas de la satisfacción, como la preferencia, la intimidad,
etc., son consentidas por el analista sólo mezquinamente...
Las razones de esta última afirmación de 1938 ya habían sido
planteadas en
1912:
...También la solución de la transferencia, una de las
principales tareas de la cura, es dificultada por la actitud
íntima del médico...Por eso, no vacilo en desestimar por errónea
esta variedad de la técnica. El médico no debe ser transparente
para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo
lo que le es mostrado...
Con respecto a lo que sucede por
fuera del campo de la transferencia, Freud prescribe la tarea de
pedirle al paciente que renuncie a esas satisfacciones
sustitutivas aún cuando pertenezcan a su vida cotidiana. En
Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica dice: ...la actividad del médico debe
exteriorizarse en una enérgica intervención contra las
satisfacciones sustitutivas...
Este último enunciado es la ocasión
propicia para analizar el segundo grupo de indicaciones técnicas
que mencionamos al comienzo: las referidas al Principio de
Neutralidad. ¿Qué limitaciones impone Freud sobre la
intervención del analista en la vida del paciente que nos
obligan a relativizar aquel enunciado?
...El análisis respeta la especificidad del paciente, no procura
remodelarlo según sus ideales personales –los del médico–, y se
alegra cuando puede ahorrarse consejos y despertar en cambio la
iniciativa del analizado...
Por tentador que pueda resultarle
al analista convertirse en maestro, arquetipo e ideal de otros,
crear seres humanos a su imagen y semejanza, no tiene permitido
olvidar que no es esta su tarea en la relación analítica, e
incluso sería infiel a ella si se dejara arrastrar por su
inclinación...
Como se ve, estas dos últimas indicaciones son de índole
diferente a aquellas que se referían estrictamente a la regla de
frustrar la satisfacción al paciente. Ya en 1918, en Nuevos
caminos de la terapia psicoanalítica, él mismo establece la
diferencia entre ambos tipos de indicaciones, a la vez que se
ocupa de establecer las limitaciones que guían la labor del
analista:
No creo haber agotado el alcance de la actividad deseable del
médico con el anterior enunciado, a saber, que en la cura es
preciso mantener el estado de privación […] Claramente aquí se está refiriendo
a la Regla de Abstinencia. Y continúa: Nos negamos de manera terminante a
hacer del paciente que se pone en nuestras manos en busca de
auxilio un patrimonio personal, a plasmar por él su destino, a
imponerle nuestros ideales y, con la arrogancia del creador, a
complacernos en nuestra obra luego de haberlo formado a nuestra
imagen y semejanza. […]...no se debe educar al enfermo para que
se asemeje a nosotros, sino para que se libere y consume su
propio ser. […]...tampoco podamos aceptar su reclamo [J. J.
Putnam de EEUU] de poner al psicoanálisis al servicio de una
determinada cosmovisión filosófica e imponérsela al paciente con
el fin de ennoblecerlo. Me atrevería a decir que sería un acto
de violencia, por más que invoque los más nobles propósitos.
Entonces, mientras que en razón de
la Regla de Abstinencia el analista es compelido a impedir la
satisfacción pulsional del paciente, es en la observación del
Principio de Neutralidad en lo que quedará impedido de buscar
las propias satisfacciones en los tratamientos que conduce. Es
decir, el Principio de Neutralidad es una imposición de
abstinencia para el analista.
Veremos que el Principio de
Neutralidad es el fundamento de diversos otros conceptos
directamente relacionados no sólo con la técnica analítica, sino
también con la posición ética.
Una de las cuestiones vinculadas al
Principio de Neutralidad es la diferencia fundamental entre
prácticas de sugestión y psicoanálisis. Cuando Freud se refiere
a las prácticas de sugestión para criticarlas y diferenciarse de
ellas, se refiere tanto a la sugestión hipnótica como a la
psicología de la conciencia.
Dos características de los métodos sugestivos que enuncia Freud
son: el objetivo deliberado de suprimir los síntomas, lo que él
llamó "la ambición terapéutica"; y la intención de influir
deliberadamente en la vida del paciente, por ejemplo, orientando
sus decisiones: "la ambición pedagógica".
Veamos en Freud en qué sentido
distanciarse de las prácticas sugestivas depende directamente de
la Neutralidad como indicación técnica.
...que el médico quede habilitado para indicar nuevas metas a
las aspiraciones liberadas. No respondería así sino a una lógica
ambición, que se empeñaría en crear algo particularmente excelso
con la persona a quien tanto trabajo ha consagrado para librarla
de su neurosis, y en prescribir elevadas metas a sus deseos.
Pero también en esto el médico debería contenerse y tomar como
rasero menos sus propios deseos que la aptitud del analizado...La
ambición pedagógica es tan inadecuada como la terapéutica...
...Además, puedo asegurarles que están mal informados si suponen
que consejo y guía en los asuntos de la vida sería una parte
integrante de la influencia analítica. Al contrario, evitamos
dentro de lo posible semejante papel de mentores; lo que más
ansiamos es que el enfermo adopte sus decisiones de manera
autónoma...
...El procedimiento psicoanalítico se distingue de todos los
métodos sugestivos, persuasivos, etc., por el hecho de que no
pretende sofocar mediante la autoridad ningún fenómeno anímico.
Procura averiguar la causación del fenómeno y cancelarlo
mediante una transformación permanente de sus condiciones
generadoras...
Otra cuestión a tener en cuenta en
relación al Principio de Neutralidad es aquella referida a no
tomar partido en relación a la moralidad social o en nombre de
una supuesta libertad sexual de los pacientes.
...Y en verdad, sobre el tratamiento analítico cae la sombra de
una sospecha: no estaría al servicio de la moralidad general. Lo
que le otorga al individuo lo ha restado de la comunidad. Pero...Ni
por asomo el consejo de gozar de la vida sexualmente cumple un
papel en la terapia analítica- aunque más no fuera, por el mero
hecho de que proclamamos que en el enfermo se libra un obstinado
conflicto entre la moción libidinosa y la represión sexual...ese
conflicto no se cancela por más que se ayude a una de esas
orientaciones para que triunfe sobre su contraria [...]Del celo
con que yo me defiendo del reproche de que en la cura analítica
se alentaría a los neuróticos a gozar de la vida, no pueden
ustedes lícitamente inferir que los influimos en el sentido de
la moralidad social. Estamos tan lejos de esto como de aquello.
Por otra parte, los desarrollos en
relación a la Atención Flotante también se vinculan íntimamente
a la posición de neutralidad. Los enunciados que siguen muestran
claramente cómo la atención flotante es una técnica que responde,
y depende directamente, a la exigencia de neutralidad del
analista.
...Por tanto, no se hace excepción a la regla de tomar siempre
lo primero que al enfermo se le pase por la mente, aún a costa
de interrumpir la interpretación de un sueño...
...esa técnica es muy simple...consiste meramente en no querer
fijarse (merken)
en nada en particular y en prestar a todo cuanto uno escucha la
misma "atención libremente flotante"... uno fija (fixieren)
un fragmento con particular relieve, elimina en cambio otro, y
en esa selección obedece a sus propias expectativas o
inclinaciones. Pero eso, justamente, es ilícito [...] Mientras
uno toma apuntes o traza signos taquigráficos, forzosamente
practica una dañina selección en el material, y así liga un
fragmento de su propia actividad espiritual que hallaría mejor
empleo en la interpretación de lo escuchado...
La experiencia mostró pronto que la conducta más adecuada para
el médico...era que él mismo se entregase, con una atención
parejamente flotante...evitase en lo posible la reflexión y la
formación de expectativas concientes...Por cierto este trabajo
de interpretación no podía encuadrarse en reglas rigurosas y
dejaba un amplio campo al tacto y a la destreza del médico; no
obstante cuando se conjugaban neutralidad y ejercitación se
obtenían resultados confiables...
En conclusión, la Atención Flotante, correlato indispensable de
la Regla Fundamental, sólo es posible de ser alcanzada desde la
posición de neutralidad. Es decir, la posición de neutralidad
supone que el analista sustraiga de los tratamientos que conduce
sus propias expectativas conscientes, su propia
actividad espiritual, sus ideales, sus valores morales, su
ambición pedagógica, así como sus pretensiones
terapéuticas. En suma, la posición de neutralidad se funda
básicamente en que el analista se sustraiga como persona para
dar lugar así a su función.
En varias de las citas textuales que transcribimos aquí puede
notarse que Freud dejó entrever las dificultades que conlleva la
indicación de neutralidad. Veamos dos ejemplos.
El primero surge de sus
recomendaciones referidas a la Atención flotante: …venciéndose a sí mismo para no
poner en entredicho la jefatura de lo inconsciente en el
establecimiento de la trama…
El segundo ejemplo es tomado de sus
recomendaciones en relación al manejo de la transferencia:
…el experimento de
dejarse deslizar por unos sentimientos tiernos hacia la paciente
conlleva, asimismo, sus peligros. Uno no se gobierna tan bien
que de pronto no pueda llegar más lejos de lo que se había
propuesto. Opino, pues, que no es lícito desmentir la
indiferencia que, mediante el sofrenamiento de la
contratransferencia, uno ha adquirido…
Para este caso en particular, nos
pareció interesante ofrecer al lector otra traducción del mismo
párrafo:
Nuestro dominio sobre nosotros mismos no es tan
grande que descarte la posibilidad de encontrarnos de pronto con
que hemos ido más allá de lo que nos habíamos propuesto. Así,
pues, mi opinión es que no debemos apartarnos un punto de la
neutralidad que nos procura el vencimiento de la transferencia
recíproca.
Veamos ahora cómo se relacionan las
nociones de Regla de Abstinencia y Principio de Neutralidad, y
cuáles son las implicancias clínicas de esa articulación. Para
ello, presentaremos a continuación algunos comentarios de Freud
sobre sus propios vaivenes en el manejo de la transferencia del
tan mentado Caso Dora, los cuales resultan muy ilustrativos.
Ante las quejas de Dora contra su padre, Freud nos dice:
...Yo no pude impugnar en general esa caracterización del padre;
fácilmente se echaba de ver el particular reproche a que Dora
tenía derecho...
Paso 1: Punto de vacilación en la transferencia en el que Freud
toma partido por su paciente. La posición de neutralidad se ve
comprometida por la interferencia de la persona del analista.
Toda vez que en el tratamiento psicoanalítico emerge una serie
de pensamientos correctamente fundados e inobjetables, ello
significa un momento de confusión para el médico, que el enfermo
aprovecha para preguntar:”Todo es verdadero y correcto, ¿no es
cierto?¿Qué podría usted modificar, pues es tal como se lo he
contado”.
Paso 2: El analista advierte la vacilación de la posición de
neutralidad.
Pronto se advierte que tales pensamientos inatacables para el
análisis han sido usados por el enfermo para encubrir otros que
se quiere sustraer de la crítica y de la conciencia [...] Se
había vuelto cómplice de esa relación, desvirtuando todos los
indicios que dejaban traslucir su verdadera naturaleza...
Paso 3: El analista se reubica en la posición de neutralidad.
Logra así ir más allá de esa verdad objetiva que funciona como
pantalla
–para
ambos–,
y sitúa una verdad que compromete al sujeto del inconsciente.
Si Freud se hubiera dejado guiar
por la impresión que se formó del padre de su paciente no se
habría modificado en nada la posición subjetiva de Dora y la
satisfacción pulsional concomitante. Habría repetido, actuado,
en el tratamiento la posición de víctima que un observador
distraído podía suponer en la realidad.
En cambio, desde la posición de Neutralidad fue posible para
Freud ir más allá de lo imaginario de la escena e implicar a
Dora en su posición subjetiva con la ya célebre intervención que
rezaba: “¿Y qué parte le toca a usted en el mal que la aqueja?”
Vemos entonces, la relación entre el Principio de Neutralidad y
la Regla de Abstinencia.
De este modo, la posición neutral de Freud permitió, tomando
palabras de Lacan,
una primera inversión dialéctica que produjo un nuevo desarrollo
de verdad: Dora era cómplice de la relación entre su padre y la
Sra. K., y hasta velaba por ella.
Comentarios finales
A partir de los desarrollos precedentes, es posible concluir
entonces en que el concepto de Neutralidad es una recomendación
técnica para el analista que implica una imposición de
abstinencia para él, en tanto agente de una función.
Implica abstenerse de la ambición terapéutica así como de la
ambición pedagógica. Abstenerse de inculcarle al paciente los
propios ideales o aquellos valores que corresponden a la
moralidad de la época; abstenerse de dirigir la vida del
paciente y abstenerse de proponer nuevas metas a las mociones
pulsionales liberadas de los síntomas. Pero también, este lugar
le impone no responder a la demanda de amor o a cualquier otro
tipo de demanda del paciente, y excluir sus propios sentimientos
contratransferenciales.
En otros términos, el concepto de Neutralidad obliga al analista
a abstenerse de satisfacer la propuesta, siempre presente, del
paciente (y la propia tentación) de concretar un pacto
narcisista que configuraría la relación analítica en la
dimensión especular, imaginaria.
Desde la posición de neutralidad, se abstiene de ofrecerse como
un yo que forme parte de la serie de objetos especulares que, en
tanto portadores de satisfacción sustitutiva, obturan la falta.
Nos hemos deslizado entonces nuevamente a la dimensión de la
Regla de Abstinencia. La Regla de la Abstinencia encuentra su
condición de posibilidad en el Principio de Neutralidad.
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Sobre la dinámica de la transferencia (1912) T XII,
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Puntualizaciones sobre el amor de transferencia (Nuevos
consejos sobre la técnica del psicoanálisis, III) (1915
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Trabajos
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Trabajos sobre técnica psicoanalítica (1911-1915[1914])
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