Antecedentes
Ahmid dice haber nacido en Egipto en 1946, allí transcurrió su
infancia en la ciudad de Alejandría. No se ha podido relevar más
datos al respecto a pesar del interrogatorio efectuado. A los
22 años habría partido con un grupo de Boy-Scout a realizar
trabajos voluntarios por el mundo. Años después se radicaría
temporariamente en Alemania, en función de un contrato laboral
con la empresa internacional. La cual habría instalado al inicio
de los '80 una sucursal en Paraguay, a la que habría sido
trasladado el examinado. Finalizando dicha década, se habría
trasladado e instalado en Argentina, indicando su disgusto
frente a la idiosincrasia paraguaya. Ocho años más tarde de su
arribo, habría obtenido la naturalización argentina según consta
en su documento de identidad.
Ahmid refiere haber estado casado, haber enviudado hace 14 años
y como producto de esa unión haber tenido una hija, quien al
momento de la entrevista tendría 22 años. Comenta que su hija
hace las cosas al revés en tanto no viviría conforme a las
enseñanzas de su libro sagrado, y que a pesar de no verla desde
el año 2002, en el caso de que ella llegara a necesitarlo,
sabría donde encontrarlo ya que él acude a la mezquita todos los
viernes.
Se destaca la renuencia de Ahmid para recordar hechos pasados de
su vida. Tampoco quiso hacer referencias a su situación actual.
Respecto al futuro señala que su destino estaría en manos de
Dios. Ejemplifica su creencia comentando que en una oportunidad
habría vivido treinta días a agua. Si bien reconoce que en
aquella ocasión podría haber pedido ayuda, al igual que en la
actualidad, no lo habría hecho ya que un creyente solo pide
ayuda de Alá. Ahmid destaca fervorosamente su fe y justifica su
accionar en la vida de acuerdo a los preceptos de la misma.
Dice cumplir con todas las reglas que impone el Corán, por
ejemplo ser solidario con los demás. Esto, sin embargo, habría
implicado, vivenciar diversas estafas en su vida las cuales no
quiere comentar.
Hechos
Ahmid ha sufrido un accidente en la vía pública, entre 1994 y
1995, en el 2003 el Poder Judicial designa perito psicólogo para
efectuar evaluación psicodiagnóstica y determinar las secuelas
psicológicas –daño psíquico e incapacidad– en la persona de
actor.
El examinado no puede precisar la fecha del siniestro. En
aquella oportunidad lo habría atropellado un automóvil me
levantó en el aire, venía muy fuerte... Dicho móvil habría sido
conducido por un individuo de nacionalidad turca que se dio a la
fuga y lo habría dejado inconsciente tendido en el pavimento. En
cuanto a las lesiones físicas señala haber sufrido una fractura
en una sus piernas y heridas en la cabeza, no pudiendo precisar
si las mismas necesitaron sutura o no.
Manifiesta que desde hace años padece de alteraciones
sistemáticas de la memoria. Si bien no recordaría ciertos datos
de su pasado, por otro lado preferiría no recordar situaciones
que comprometerían su integridad bio-psico-social. En relación
con las lesiones, él mismo se habría definido como rengo y
agujereado.
El relato de lo sucedido fue acompañado de un estado de angustia
que fue en aumento, el cual se cristalizó en un episodio de
llanto. Comenta que no quiere hablar, que no quiere recordar,
que lo acontecido le arruinó la vida. Ahmid efectúa una maniobra
de repliegue sobre sí mismo, negándose a continuar con la
entrevista, señalando que el hablar de esas cosas le haría mal
al corazón. En el tiempo transcurrido entre el accidente y la
pericia habría padecido cuatro infartos, al momento de la
entrevista presenta constancias médicas que acreditan su decir.
Para finalizar, cabe comentar que con relación a las
expectativas futuras Ahmid, manifiesta su deseo de volver a su
tierra de origen, volver a conectarse con sus hermanos, conocer
a los sobrinos que no conoce. Pero desde su punto de vista, esto
solo podría realizarse después de que él haya recobrado un
estado y una imagen de sí tal como la que poseía con
anterioridad al accidente.
Comentarios vinculados con el relevamiento del material
Resulta necesario comentar las diversas actitudes de oposición
al proceso de evaluación en su conjunto partiendo del siguiente
episodio:
- Al
momento de recibir a Ahmid para ingresar al consultorio, éste
pregunta si la señora estaría a solas con él durante la
entrevista. Ante la respuesta afirmativa Ahmid se niega a entrar
aduciendo que su religión no le permitiría estar a solas con una
mujer que no perteneciera a su familia. Se le explicita que muy
posiblemente llegarían otros -los consultores técnicos- motivo
por el cual Ahmid accedió a entrar. Frente a la ausencia de
aquellos, el único modo de efectuar la entrevista fue
manteniendo abierta la puerta del consultorio.
Ante la negativa de Ahmid de referirse a diversas situaciones y
hechos de su vida, como ya se ha mencionado, se lo interroga
acerca de dicha actitud. Él mismo fundamentó su conducta en dos
cuestiones:
-
No quiero recordar... los recuerdos me hacen muy mal, prefiero
no pensar...
-
Mi religión no me lo permite...
Con este último dicho también justificó su negativa a realizar
alguna de las técnicas de evaluación propuestas:
- Al
solicitársele el gráfico de una figura humana, Ahmid se ha
negado rotundamente a realizarla, argumentando que su religión
se lo prohíbe, y que el día del juicio final, Alá, le pediría
que dibujase el alma de dicha persona (la que había sido
solicitada) y que dicha tarea resultaría obviamente imposible.
- Con
relación a la administración de la técnica Dibujo e historia de
un animal, en primera instancia se niega porque los animales
también poseerían alma. Finalmente puede cumplir con la consigna
dibujando un camello sin rostro, en tanto que sería dicha parte
del cuerpo la que representaría el alma. Antes de finalizar,
Ahmid propone dibujar una rata, en tanto y en cuanto está no
posee alma. Es necesario mencionar, que igualmente también la
dibuja sin rostro.
- En
referencia a la administración del Cuestionario Desiderativo,
Ahmid se niega a responder ya que si Dios lo hizo hombre, no
puede pensarse como diferente a un hombre. Sostiene que el
hombre es lo mejor que Dios ha hecho.
Cultura y socialización
Lo señalado ha sido especialmente tenido en cuenta en función de
la cultura de origen de Ahmid y las significaciones que le
atribuye a los hechos vinculados con sus propios procesos de
socialización. Los modelos culturales de referencia de Ahmid
habrían limitado ciertas posibilidades comunicacionales en
función de los sistemas de significación que regirían a ambos,
entrevistador-entrevistado.
Las particularidades del material presentado, que en apariencia
podrían significarse como limitantes para una evaluación, han
sido recapitalizadas y utilizadas como material de análisis. En
este caso resultó necesario tener en cuenta a la hora de
efectuar las consideraciones clínico-forenses pertinentes
ciertos elementos socioculturales que si fueran presentados de
modo aislado, no integrados en un conjunto, descontextualizados,
hubieran resultado suficientemente patológicos y podrían haber
conducir a un infundado diagnóstico.
Resulta necesario enfatizar un mayor respeto por las categorías
culturales en función de las cuales los seres humanos explicamos
y expresamos nuestros malestares cotidianos... De lo contrario,
podemos interpretar como sintomático lo que simplemente es una
manera socialmente aprendida de dar cuenta de lo que nos pasa.
Los planteos que se han considerado relevantes, a fin de
clarificar la situación de Ahmid, se corresponden con una
perspectiva estructural que implica situar al hombre y su
enfermedad en una red tejida por intercambios étnicos y
establecer así una relación entre la endoculturación (es decir,
la personalidad elaborada por los padres dentro de la etnia) y
la aculturación (la presión ejercida por una etnia a fin de
remodelar la personalidad de un miembro de otra etnia) Lo
expuesto anteriormente se desprende de consideraciones
teórico-prácticas efectuadas desde el campo de la Psiquiatría
Social y la Etnosociología, retomando algunos de los planteos
del Profesor Roger Bastides, plasmados en su obra El sueño,
el trance y la locura.
En la comprensión de los hechos narrados y sus consecuencias
para Ahmid, en tanto fenómeno y actor social, resultó
necesario tener en cuenta la modalidad de organización que rige
los vínculos entre los hombres y los valores e ideales que
portan los mismos, cuyas características están determinadas por
factores culturales. Ahmid ha evidenciado en acto dicha
diversidad cultural y las fallas en el proceso de aculturación,
mostrando como aquello que se ajusta a la más absoluta
normalidad en un contexto, puede ser significado como patógeno
en otro.
La cultura es ante todo un sistema defensivo colectivo, un
sistema de protección social estandarizado. El hombre puesto en
contacto con una cultura distinta que le resulta ininteligible,
puede desarrollar sentimientos de inseguridad, angustia y
frustración tales como los vivenciados por Ahmid durante el
proceso de evaluación, reproduciéndose durante la entrevista sus
vivencias cotidianas.
En este trabajo se ha intentado dar cuenta de los aportes de
otras disciplinas a la psicología jurídica, sin los cuales las
consideraciones vertidas en el dictamen pericial hubieran
resultado incompletas y erróneas teniendo en cuenta que la
delimitación entre lo normal y lo patológico depende, entre
otros, de factores socio-culturales, la enfermedad no tiene
realidad y valor como enfermedad más que una cultura que la
reconoce como tal.
El desarrollo de la actividad en el campo forense ubica al
perito en un espacio de entrecruzamientos singulares, el cual no
responde exclusivamente a saberes científicos, sino que requiere
tener en cuenta otras variables como la diversidad cultural. Las
conductas y verbalizaciones de Ahmid podrían haber sido
significadas como sintomatología psiquiátrica entre las
virtualidades que sirven de margen a la realidad cultural de un
grupo social
diferente a su grupo de origen.
Lo expuesto no ha eximido a Ahmid del diagnóstico de un cuadro
clínico, sino que se ha considerado que la enfermedad exige dos
tipos de condiciones: Las condiciones sociales e históricas que
fundamentan los conflictos psicológicos en las contradicciones
generales con el medio; y las condiciones psicológicas que
transforman el contenido conflictual de la experiencia en forma
de conflicto de la reacción.
Ha sido necesario explicitar en el informe pericial, que la
cultura es un sistema estandarizado de defensa (Bastides, 1976;
Kaës, 1996) para luego poder informar sobre lo procesalmente
solicitado. La inclusión de la consideración antropológica y
etnosociológica para la comprensión de la problemática singular
de Ahmid se ha fundamentado en un posicionamiento ético.
Partiendo de la base de que la ética desde el pensamiento
freudiano es la articuladora entre el individuo y la sociedad.
Cada cultura se hace una imagen de la enfermedad cuyo perfil se
dibuja gracias al conjunto de las virtualidades antropológicas
que ella desprecia o reprime.
Bibliografía
Altamirano, C. :(2002) Términos críticos de la sociología de
la cultura. Paidós, Buenos Aires.
Bastides, R.: (1976) El sueño, el trance y la locura.
Amorrortu Editores, Buenos Aires.
Foucalt, M.: (1991). Enfermedad mental y personalidad.
Paidós, Barcelona.
Gardiner, G.: (2003) Puentes en psicología jurídica. JVE
Editores, Buenos Aires.
Kaës, R. et al: (1996). La institución y las instituciones.
Estudios psicoanalíticos. Paidós, Buenos Aires.
Sivak, R. y Wiater, A.: (1998). Alexitimia, la dificultad
para verbalizar afectos. Paidós, Buenos Aires.
Foucault, M. Enfermedad mental y personalidad.
Barcelona, Paidós, 1991. Página 83.