El trabajo surge atendiendo al interés que los delitos sexuales
presentan en la actualidad en especial los referidos al abuso
sexual. En tal sentido se considerará fundamentalmente los
problemas clínicos que presenta el peritaje psicológico forense
de presuntas victimas de abuso sexual debida cuenta de la
diversidad de presentaciones que tienen en la actualidad y las
consecuencias que del mismo se desprenden en el contexto de la
sanción judicial.
Los delitos de abuso sexual adquieren reconocimiento y
notoriedad pública tanto por su extensión como por su alto grado
de repetición hallándose reconocidos en ámbitos familiares,
sociales e institucionales. Las diferentes formas de
presentación que admite la denuncia de abuso promueven debates
médicolegales, psiquiátricos y psicológicos. Tal la importancia
de esta temática que ha polarizado la discusión entre aquellos
que se pronuncian por considerarla una categoría de una
especificidad clínica, con signos que la identifican, y aquellos
que sostienen que dicha especificidad no esta tan asegurada.
Proponemos una reflexión de las diferentes respuestas que este
problema a merecido desde el punto de vista de la consecuencias
psicopatológicas muchas veces de difícil resolución ya que
varían los criterios clínicos que utilizados para evaluar
supuestas víctimas de abuso sin desconocer la importancia del
dictamen forense en relación a las medidas terapéuticas y de
rehabilitación que puedan desprenderse en términos de
diferenciación clínica y penal, la experiencia deja al
descubierto comportamientos que presentan serias patologías de
la sexualidad hasta aquellos otros que entran en condición de
sospecha a través de algún dicho o actitud, de ahí la
importancia del valor de las apreciaciones del perito en tanto
pueden tener efectos y consecuencias a veces irremediables en la
decisión del magistrado.
Es necesario en el contexto que sitúa esta práctica clínica
preguntarse por la extensión que el abuso sexual tiene en
nuestro tiempo y mas precisamente por que el niño es tomado como
valor mercantil de uso y abuso?
No podemos desconocer la incidencia que la civilización actual
junto con la caída de los ideales tiene en el ser humano, en
especial lo que caracteriza al individualismo actual marcando y
regulando los diferentes modos de interactuar, de gozar, de
expresar su sexualidad. En este contexto las conceptualizaciones
teóricas van adquiriendo nuevas significaciones en el tiempo en
función de la ideología que la sustenta y los avances
científicos tal como lo testimonia por ejemplo y entre otros la
concepción de la homosexualidad considerada en principio una
aberración luego una enfermedad y por último excluida de las
categorías y tomada como una forma de ejercer la sexualidad
humana.
Cuando se trata del niño ningún exceso pulsional se autoriza al
igual que aquellas patologías que ponen en riesgo al ser humano
y al orden público como pueden ser las toxicomanías, la
drogadicción, las impulsiones los demás son aceptados o mejor
tolerados a excepción decimos del niño cuyo valor también ha
cambiado a través de los tiempos tal como lo atestiguan nuevas
elaboraciones como la de Phillippe Aries.
La extensión del valor sagrado aquel que Freud llamaba "su
majestad el bebé" se ha extendido y no es ajeno a lo que también
se llama la familia en desorden en oposición a la familia
tradicional, creación de nuevos lazos, nuevos estilos y donde el
niño llega a ser lo que hace y lo que hace es unir a dos 158
individuos de igual o diferente sexo para formar una familia.
Encontramos en oposición niño-objeto de valor de goce -Derechos
del Niño constituyéndose éstos en el significante ordenador
dando lugar a novedosos defensores de la infancia que denuncian
abusos por doquier sin poner en cuestión el contexto subyacente
ni las consecuencias de sus actos; los mensajes de prevención
aquellos que alertan al niño que lo advierten de los peligros
del adulto como no pensar que puede ser perturbado por la
sugestión de esta propuesta. Situaciones que se producen en un
momento de gran cambio justamente donde la figura del padre
sufre modificaciones, sin embargo las sociedades actuales
sostienen al niño idealizado, imaginario, al cual le dedican
toda una cultura infantil, niño… casi irreal.
Será entonces a partir de las diferentes presentaciones de abuso
sexual que se realizan en el campo jurídico que obligan al
perito hacer un recorte en su práctica que le permita un
análisis que contemple las variables que puedan intervenir y
habilitando un espacio que articule al sujeto con su acto, la
dimensión subjetiva dará cuenta de la significación del acto Es
necesario diferenciar aquellos casos que no presentan mayores
problemas a la peritación ya que el abuso se muestra como
evidente traducido en una experiencia traumática, confirmada y
detectada al examen clínico y psicológico, el niño puesto en el
lugar de objeto de goce para un otro que ejerce sobre él una
acción violenta. Presentando al examen médico y psicológico los
trastornos, sintomatología y marcas psicofísicas acorde a la
significación de cada uno; el estado actual dirá de los
trastornos del sueño, de la alimentación, depresión, es decir
signos objetivos que dan cuenta de una agresividad padecida por
el niño que lo coloca en fuente de excitación y goce por parte
de un otro, el no consentimiento es una característica
importante en estos casos.
Otra forma de presentación que adquiere la denuncia de abuso
dificultando el abordaje psicológico-forense es aquella en la
que se da en un contexto particular por pertenecer por lo
general al ámbito cercano al niño y en ausencia de situaciones
violentas, existiendo entre el acusado y la supuesta víctima una
relación de dependencia que los vincula es decir caracterizada
por el amor, el respeto, la autoridad favoreciendo muchas veces
el consentimiento del niño.
Estos casos que demandan resolución poniendo en el perito la
responsabilidad de diferenciar hecho real, de fantasía o
sospecha introduciendo problemas de importancia clínica
fundamental en el abordaje, casos que se denuncian en base a
revelaciones de actos o palabras terreno donde puede mezclarse
realidad o fantasía del niño y del adulto, sin desconocer la
presión de la opinión pública en este sentido, otras veces son
denuncias basadas en sospechas o interpretaciones generalmente
maternales sobre ciertos actos y que dan lugar a la denuncia y
al pedido de estudio. Muchas veces la complejidad de estos casos
radica en que el acto o la denuncia no están significados en el
niño supuesta victima con la misma intencionalidad que puede
tener el adulto y que no presentan en ese momento a la luz del
estudio alteración psíquica significativa pero que sí pueden
presentar problemas en el après-coup, siendo la posición del
niño la que dará cuenta del sentido o el no sentido del acto.
En primer lugar no aceptando ni rechazando sino enmarcando la
denuncia en el escenario parental para ver cuales son las
figuras que se ofrecen a la identificación del niño, como opera
el discurso que lo rodea, ya que los otros tiene una enorme
importancia en la medida en que la significación que el niño
atribuye a determinados actos, gestos o palabras, depende en
gran medida de la alineación en que se encuentra el en discurso
en el cual está inserto. La evaluación forense deberá avizorar
cuales son las consecuencias que su dictamen puede tener a nivel
de la sanción jurídica, introduciendo todas las variables que se
presenta en el caso por caso evaluando formas, circunstancias,
tiempo como también medidas terapéuticas, contemplando la
posibilidad de medidas terapéuticas que pueden acompañar o no
una condena así como el riesgo de una exclusión o separación del
niño con una persona que ha investido afectivamente solo en la
particularidad del caso se evaluarán las alternativas.
Otras denuncias no menos difíciles en su evaluación son aquellas
que entran el lo que se podría denominar modalidades actuales
donde el relajamiento real con el sexo hace que el mismo se
presente en forma mas abierta, en una participación conjunta
integrando el vocabulario infantil la terminología utilizada,
juegos, etc donde el niño no es objeto de abuso ni el adulto
presenta características de tener una patología de la
sexualidad.
Muchas veces ciertas situaciones son leídas inequívocamente por
el adulto o mal traducidas ciertas verbalizaciones infantiles
generando denuncias injustificadas. Investigaciones actuales
señalan que muchas de estas denuncias se dan en situaciones de
conflicto familiar separación o divorcio, considerar el problema
de la utilización y manipulación que muchas veces se hace, y la
extensión que ha adquirido, una falsa denuncia puede entrañar un
proceso de victimización no solo en el niño sino en el padre
sospechado.
En líneas generales es muy importante considerar: la posición
que el entrevistador puede tener en relación a ciertos
prejuicios de aceptación o rechazo frente al abuso para que no
ejerza una influencia inductiva intentando verificar o
corroborar la denuncia, y de esta manera poner al niño como
repetidor o testigo de una intimidad que la vivió como natural
pero que al repetirla adquiere una nueva significación. El
estudio minucioso de la motivación de la denuncia permitirá el
análisis del contexto en que se da, en que momento que miembro
la realiza, etc. lográndose mucha veces en esta instancia la
resolución evitando entonces corroborar o buscando certezas a
través del discurso del niño no se realiza mas que en su
detrimento, con riesgos de hacer vascular al niño hacia su
silencio, o instalando la duda, o no comprendiendo lo que se
quiere de él, o lo que es mas grave repitiendo la historia
construida o favorecida en su construcción por su propia
fantasía o apoyada en el discurso familiar.
Desde el punto de vista psicopatológico el abuso sexual será
reconocido no como una categoría clínica de signos específicos
sino que frente a la gran diversidad de presentaciones la
heterogeneidad nos remite al caso por caso.
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